Molinos, quesos, zuecos, paisajes verdes, pueblos de pescadores, rascacielos, pintorescos canales y tulipanes son los símbolos por excelencia de este bello país del norte de Europa.
Texto: LUCÍA V. ALONSO
Holanda es el país por excelencia de los tulipanes, pero es mucho más. Preciosos canales, paisajes de postal, calles de cuento, molinos, quesos, zuecos, paisajes verdes, pueblos de pescadores y rascacielos. Cuando uno se decide a dar un paseo por sus tranquilas ciudades o se aventura en sus pequeñas aldeas, descubre parajes de gran belleza y joyas arquitectónicas maravillosamente preservadas. Una ruta de siete días nos permite descubrir la esencia de un país en el que se respira tranquilidad, libertad y belleza hasta donde llegan nuestros ojos.
Ámsterdam, una ciudad diseñada para pasear
‘Ante todo, mucha calma’. Este podría ser, sin duda, el eslogan que describe a la perfección la vida de Ámsterdam, ya que la escasa contaminación acústica en comparación con cualquier otra gran urbe la hace ser especial. Cuando paseas por sus calles, el silencio y la tranquilidad que se respira cobran protagonismo y parecen transportarte a otra época, porque a excepción de bicicletas y tranvías, apenas hay tránsito rodado. En el imprescindible recorrido por los canales se pueden disfrutar de elegantes casas del siglo XVII, bonitas iglesias con altos campanarios que ofrecen buenas vistas sobre la ciudad, frescos parques en los que se celebran animados mercadillos y espectaculares museos que albergan algunas de las más importantes colecciones del mundo, pequeños museos de curiosidades.