En un radio de 100 kilómetros a la redonda el contraste entre el mayor parque temático de automóviles del mundo -Autostadt VW- y las ciudades medievales -Hamelín y Celle- de esta región alemana, combina el atractivo de este recorrido para un fin de semana.
TEXTO Y FOTOS: PEDRO GRIFOL
El aspecto exterior de algunas casas alemanas de la época del Medioevo se ha conservado de manera excepcional en esta región de la Baja Sajonia. Quizá porque la ruina de la Segunda Guerra Mundial devastó muchos emblemáticos edificios, los que se salvaron de la destrucción han sido mimados y restaurados con eficacia. Es el caso de las dos ciudades que hoy visitaremos: Hamelín y Celle.
Pero el viaje empieza en el aeropuerto de Hanóver, donde habremos recogido el coche de alquiler con el que conduciremos durante una hora por una magnífica autobhan hasta la ciudad de Wolfsburgo. Allí se encuentra nuestra primera parada: Autostadt ‘La ciudad del automóvil’ donde más de dos millones de visitantes al año pasan un día -o dos- en este parque temático consagrado al mundo de la automoción. El complejo se extiende en una superficie de 28 hectáreas llenas de alicientes para los amantes del motor. Wolfsburgo tiene mucho que ver con las raíces de la mecánica, ya que la zona es conocida por ser el territorio de producción de la Volkswagen, la fábrica en la que trabajan más de 60.000 operarios en la industria de automóviles. La silueta de 4 grandes antiguas chimeneas es el ícono del lugar, que mantiene latente el espíritu de la marca en toda la ciudad.
Autostadt fue concebida en el 2000 como un espacio para mostrar al visitante desde el proceso de creación de las marcas del grupo Volkswagen hasta la entrega del coche al cliente… Pero ahora es mucho más, porque ha ido evolucionando hacia una auténtica ciudad de ocio para todos los públicos.
En la parte expositiva destaca el espacio ZeitHaus, un museo de automóviles que abarca todo el siglo XX, que conserva fabulosas reliquias como el primer Mercedes creado por Karl Benz, en 1893; un Ford T de 1913, y rarezas como el Hanomag, un coche construido en los años 20… entre más de cien marcas diferentes. Naturalmente, no pueden faltar los vehículos que se han convertido en emblemáticos modelos de la marca: como el primer ‘Escarabajo’ y la mítica furgoneta Type 2, que en los años 60 fue un símbolo más del movimiento hippie.
Dos espectaculares torres cilíndricas, de acero y cristal, totalmente transparentes, de 20 pisos cada una, y con capacidad para albergar un total de 400 coches, almacenan los vehículos que tienen que ser entregados a sus propietarios. El protocolo es el siguiente: los autos nuevos llegan de fábrica a través de túneles subterráneos sobre cintas automáticas y son distribuidos en batería en los pisos de las torres, donde permanecen hasta ser retirados por sus dueños. Cuando llega el momento de entregar un coche, se traslada a la planta baja y de ahí pasa a una plataforma donde se le entrega a su dueño con el tacómetro en 0 Km.
En otro contexto, no podemos dejar de ver el área dedicada al ‘objeto’ más inquietante y atractivo del parque automovilístico. Se trata del llamado SEDRIC (acrónimo de Self Driving Car), un vehículo completamente autónomo que no necesita conductor y que será capaz de moverse por sí solo gracias a que es un vehículo completamente conectado y 100% eléctrico. La noticia -a la vez que ‘el susto’- es que este año acaba de recibir luz verde para entrar en producción. Hemos llegado al futuro.
Es momento de reflexionar sentados ya en nuestro ‘antiguo’ Volkswagen-Golf a gasolina y poner rumbo a alguna ciudad anclada en el tiempo donde podamos encontrar algo de serenidad. A 150 Km. hacia el sur, está Hamelín. Allí, todo gira en torno a la leyenda del Flautista, el extraño cuento sobre aquel enigmático personaje que gracias a él (y a la melodía de su música) consiguió llevarse a un montón de ratas al río, liberando así al pueblo de los roedores. Sin embargo, parece que ahora, muchos siglos después, los habitantes del lugar sienten mucho cariño por los ‘simpáticos’ ratones… que aparecen (como suvenir) en todos los materiales, tamaños y formas imaginables… incluso hay panecillos en forma de ratón. El almuerzo es recomendable hacer