Los deportivos de bolsillo son una alternativa atractiva, divertida y práctica para los conductores a los que les gusta disfrutar del volante
FOTOS: J. LUIS ALVAREZ
No hacen falta ‘spoilers’, asientos Recaro o pedaleras metálicas, a la venta hay muchos deportivos que pasan desapercibidos. La relación potencia peso es la clave para tener una pequeña fiera a un precio razonable. Luego están los mini deportivos, más ‘customizados’ y con algún extra para controlarlos. En todo caso, son coches ideales para ciudad y para pequeños viajes, no hay que olvidar su tamaño.
De los últimos
Toyota cuenta en su catálogo con un clásico urbano, el Yaris, que este año lo ha convertido en un minideportivo de la mayo de Gazoo Racing. Así nace el Yaris GR Sport, un híbrido con aspiraciones con un acabado que gusta y una eficiencia garantizada. Se diferencia del resto de la gama por sus llantas especiales de 18’’, un alerón trasero, faldón y escapes deportivos y estar más pegado al asfalto. Toda la iluminación en led. Los refuerzos adicionales bilaterales bajo el chasis potencian la rigidez del vehículo y la estabilidad. El rendimiento aerodinámico ha mejorado gracias a los revestimientos adicionales del interior de los pasos de ruedas delanteros y traseros, para disminuir la resistencia al avance.
Por dentro, el Yaris GR se diferencia del normal por contar con u volante deportivo, asientos que recogen más el cuerpo y unas costuras en rojo. Pero, como extra, también está disponible un paquete deportivo con carrocería en dos colores o una pantalla táctil de 8’’. Piel, combinación de colores interiores, todo está en función del dinero que se desee gastar. Toyota ha echado el resto en las ayudas a la conducción, porque esta pequeña bestia las necesita debido a su importante relación peso/potencia.
El GR está motorizado con el mismo bloque híbrido que el resto de Yaris, 1.5 Dynamic Force de 116 CV, sin embargo todo cambia en un mundo de sensaciones, pese a tener un variador en lugar de un cambio automático al uso. Su comportamiento es mucho mejor que su ‘hermano’ utilitario. Su nobleza invita a dale al acelerador en las carreteras reviradas, donde este coche está a sus anchas. Sus ruedas no levantarán el asfalto, con sus 175 km/h de máxima, pero no darán problemas ni sustos a un conductor. Eso si, quien quiera desembolsar 10.000 euros más y contar con 261 CV bajo el pie que apunte la GR Yaris RZ, donde el cambio es manual y la sensaciones de competición absoluta, pero que se olvide de la eficacia del GR que Toyota Gazoo ha personalizado para al día a día. Todo es cuestión de presupuesto.
El Toyota Yaris GR Sport está disponible desde 19.950 euros.
Clásico de éxito
Los que ya frisan canas pueden recordar en su infancia aquellos coches de bolsillo que dejaban anonadados a los asistentes al Rally de Montecarlo. Chiquititos tanto que había que bajarse al suelo y plegarse para entrar. El Mini es parte de la historia de la automoción y tras crecer y pasar de inglés a alemán este coche no ha perdió un ápice de imagen y gusto. El Cooper S es el culmen del refinamiento de un clásico con alma de deportivo. Exteriormente su espectacular y agresiva parrilla no deja duda de que se trata de un bólido de bolsillo de tan solo poco más de cuatro metros de largo. Los faros, encerrados bajo el capó, son led, y continúan evocando a la línea clásica del modelo. Otra diferencia del resto de la serie es el respirador ubicado sobre la parrilla. Pasos de rueda protegidos y unas llantas de 19’’, una zaga también muy deportiva cubierta con un alerón, doble escape y pilotos traseros con la imagen de la Union Jack completan la estampa.
Por el contrario, el interior del Cooper S ofrece a simple vista menos cambios respecto a los Mini más sencillos. Cuenta con un salpicadero clásico por demás, donde solo está digitalizado el cuadro de instrumentos tras el volante de 5’’, tal vez algo pequeña pero muy visible, y la pantalla redonda central para el infoentretenimiento, que crece hasta las 8,8’’ y está bordeada de una iluminación led muy curiosa que cambia de color según el modo de conducción elegido o la temperatura del habitáculo. El volante multifunción no es deportivo. Si hay algo que llame la atención, porque todo va en gustos, es la incorporación de cromados. Por debajo de ellas las botoneras de climatización, eso si, tal vez algo bajas. Debajo hay una fila de palancas de diseño tal vez más propio de un equipo táctico militar o de aspecto aeronáutico que de un coche civil, de la que destaca la central, de color rojo, para poner el coche en marcha. El pilar central es bastante pequeño, donde se instala el selector de velocidad, el freno eléctrico y los modos de conducción.
Los asientos tipo ‘baquet’ son bastante agradables y sujetan bien el cuerpo sin demasiadas apreturas costales. Los posteriores, tal vez algo justos de piernas y techo para los muy altos. La plaza central es prácticamente inoperativa para un adulto. Aunque es un cinco plazas, la central trasera es impensable para un adulto o un adolecente. Como buen Mini –excepto los Clubman, el maletero es escaso con solo 278 litros. Cuenta con las ayudas a la conducción clásicas, entre ellas el mantenimiento de carril o programador de velocidad adaptativo.
Bajo el capó este coche cuenta con un motor de dos litros y 178 CV. El cambio es de doble embrague de siete velocidades con levas en el volante. Todo el conjunto denota un nervio muy divertido y eso se transmite nada más dar a la tecla de ‘star’ con un sonido muy característico. En marcha es un coche que anima a darle, sobre todo en carreteras de montaña. Todo es muy directo, desde la aceleración con su respuesta rápida pese al cambio automático, hasta su dirección que hace meter el coche donde se quiere e informa si ocurre algún extraño. En todo caso el chasis y la suspensión inteligene hacen el resto
El Mini Cooper S está la venta desde 33.900 euros, pasándose un poco del presupuesto para esta prueba.
Las tres B
Hyundai está echando el resto en su serie N, distintivo deportivo de sus vehículos. Y desde hace un año más o menos ha incluido en este catálogo el i20 N, heredero de los coches del WRC y buena apuesta por los GTI. Exteriormente es identificable por las bandas rojas que redondean los bajos de su perfil. Pero ya su frontal habla de ese espíritu deportivo, bajando el paragolpes y abriendo la parrilla para ventilar el motor. Los faros son led. Los laterales también bajan un poco con la llamativa franja roja y la zaga es correcta, con un spoiler por arriba y, tal vez, demasiadas líneas rojas por abajo.
Al abrir la puerta uno se encuentra un bonito salpicadero. Tal vez de los más bonitos, porque en sus dos dimensiones integra la modernidad sin dejar algo al clasicismo. Todo enfocado al conductor, incluida la consola entre los asientos, que son calefactables. Los acabados son muy buenos y las piezas duras escasean. Llama la atención dos botones azules insertados en el volante, necesarios para cambiar los modos de conducción, y otro rojo para la conducción puramente deportiva. El sapicadero de la firma coreana va perdiendo teclas poco a poco, como en casi todos los coches que se fabrican en la actualidad. Tras el volante está una muy clara, precisa y fácil de configurar pantalla digital de instrumentos y, en el centro del salpicadero otra gran pantalla de 10,25’’ para el infoentretenimiento. Esta cuesta un poco, pero una vez conocida es fácil. Como todas las pantallas centrales, el sol y los reflejos son su gran enemigo. Los asientos son perfectos y las traseras, como en todos los modelos de la prueba, normales para un adulto no muy alto y la central testimonal. Las ayudas a la conducción son las habituales como el mantenimiento de carril, alerta de frenada o programador de velocidad, pero destaca que no cuente con control de velocidad adaptativo, algo que el resto de i20 ofrecen de serie y eso debe estar motivado por todo el sistema de modos de conducción deportiva. El maletero es de 352 litros.
Bajo el capó, Hyundai empotra un bloque de cuatro cilindros y 1,6 litros que llega a los 204 CV. La caja de cambio es manual de seis velocidades con el sistema Rev Matching, muy útil para la conducción puramente deportiva, controlando las reducciones. La enorme relación peso/potencia se controla con las citadas teclas azules del volante y los modos de conducción, eco, normal o sport –este se puede personalizar, anulando o manteniendo las ayudas. En marcha es un coche bastante noble, tal vez con la palanca de cambios algo corta para echarle mano, por ejemplo, en medio de una curva. El sonido del escape es una delicia. El fabricante coreano vuelve a sorprender con su buen sistema de frenos. Se trata de un pequeño deportivo, muy interesante, pero que ‘bebe’ algo más de lo que se esperaba y declara el constructor, sobre todo en vías urbanas donde el consumo puede pasar los siete litros, mientras que en autovía se acerca a esa cifra si se circula de manera alegre.
El Hyunday i20 N está a la venta desde 27.490 euros.
Camuflaje total
Cualquier observador se cruza con el Fiesta Ecoboost 200 ST y no se da cuenta que está ante un deportivo. Hay que fijarse en el ST de su parrilla y la zaga, donde hay una salida doble de escape, para saber que es un 200 CV camuflado. Este Ford cuenta con un frontal algo distinto que sus hermanos y lo mismo ocurre con la trasera. Sus ruedas son más grandes, de 19’’, y en conjunto es más bajo. Pero nada más. Hasta el al