Son los precursores, y aunque son pocos, pero sus abultadas ventas demuestran que los compradores no quieren depender de un enchufe público o privado.
TEXTO: J. LUIS ALVAREZ
Los vehículos híbridos llevan más de 20 años en el mercado. Fueron los precursores hacia una electrificación que hoy se vende como necesaria. Sin embargo, quedan pocos modelos híbridos no enchufables, aquellos que generan la electricidad para cargar sus baterías con un motor de combustión y las frenadas regenerativas. En todo caso, siguen siendo unos superventas, porque además de ser muy poco ‘bebedores’, los compradores apuestan por ellos al no ver clara la llegada puntos de recarga a todas las calles del país y porque no todo conductor dispone de un garaje para instalar su enchufe. Por ello, los híbridos y nada más tienen mucha vida por delante. Son la transición que todavía no ha terminado.
Ecológicamente lógico
Ford ya tiene varios modelos híbridos enchufables, pero ofrece el interesantísimo Kuga PHEV 2.5. El conocido SUV de la firma del óvalo es aquí un híbrido puro y duro que se gana a pulso la etiqueta ECO de la DGT. Es grande, es alto, pero no es un todoterreno al uso. Es más un familiar sobreelevado de 4,61 metros, pero de un rabioso aire deportivo. Por fuera destaca su frontal, que recoge todos los rasgos de la firma. Con una cintura que se eleva hacia atrás y una zaga muy ‘conocida’, porque últimamente los portones traseros de los SUV se parecen cada vez más entre ellos. De la zaga destacan las dos salidas de escape, que son reales y no una de ella de atrezo, como acostumbra a montar una conocida marca premium. De serie los faros son full led en el acabado Vignale –el más lujoso-.
Del interior destaca el esfuerzo de Ford por mejorar los acabados y el diseño. Y lo ha conseguido. El salpicadero cuenta con dos pantallas totalmente digitales que ofrecen información a raudales. La ubicada detrás del volante – de 12,3’’- destaca por ser una de las más completas del mercado, en ella informa del estado de la batería, y la de infoentretenimiento –de 8’’-, en el centro, es fácil de manejar desde el primer momento al ser táctil. Dada la habitabilidad del coche, destaca el pilar central que se alarga con la consola entre los asientos delanteros. Llama la atención su anchura y perfecta ubicación de los mandos del sistema de climatización. Tal vez demasiado próxima a la pierna del conductor se encuentra la rueda que actúa a modo de palanca de cambio. Por detrás los botones de los modos de conducción. Desde el acabado básico, de la tela a la piel, los asientos son cómodos. Los delanteros recogen el cuerpo de manera correcta y solo se podría objetar la estrechez del central trasero. Por cierto, en el acabado superior, los asientos traseros pueden ser calefactados. Su banqueta se corre a delante o atrás, ganando sitio para el maletero o las piernas de los pasajeros. De esta manera los bultos contarían entre 411 a los 581 litros, con un portón eléctrico de cierre. Es de agradecer que tenga hueco para la rueda de repuesto. Los pinchazos y los reventones existen todavía. Este Kuga monta, entre otros sistemas de ayudas a la conducción, programador de velocidad activo, alerta de ángulo muerto, frenado de emergencia o asistente de aparcamiento. Ford motoriza este Kuga PHEV con un motor de gasolina de 152 CV y otro propulsor eléctrico de 125 CV, que es alimentado por una batería de 1,1 kWh, que juntos rinden 190 CV. La tracción delantera. No es que se puede circular mucho en eléctrico, pero el coche es muy ahorrador gracias a la conjunción de ambos propulsores. Circulando en ciudad con suavidad el consumo está en unos 5,5 litros, mientras que a 120 km/h en carretera llega a los 6,6 litros. La suavidad de su cambio automático tipo variador continuó y su ‘tirón’ eléctrico le hacen un vehículo muy confortable. Inercias, las tiene pero son lógicas. No hace extraños si se fuerza la marcha pese a sus 1.773 kilos y eso se debe a la buena suspensión que monta. El Ford Kuga 2.5 Phev está a la venta desde 35.287 euros
Grande y útil
Hyundai se caracteriza por la espaciosidad de toda su gama de vehículos. El Santa Fe, que es el más grande, pero el Tucson se ha convertido en uno de sus superventas y puede adquirirse con sistema híbrido, el 1.6 GDI HEV 230. Todo va en gustos y su exterior, de 4,5 metros, es verdaderamente particular en su imponente frontal iluminado por los led de día, que junto a los faros –led-, parece más bien el morro de un camión en lugar de un SUV. Los laterales musculados, con unos pasos de rueda remarcados, dan paso a una zaga muy bien acabada, donde los pilotos son led de serie, y bajo el spoiler superior se esconde la escobilla del limpiaparabrisas.