Mantenimiento coche eléctrico

Cada vez son más los conductores que se plantean la compra de un coche eléctrico, aunque el parque móvil con esta tecnología en España todavía sea prácticamente testimonial, al no llegar al 1% del total de coches vendidos en el país. La rigurosa normativa anticontaminación y los exigentes planes de movilidad en las ciudades están obligando a que la gente mire opciones diferentes a los coches de gasolina y diésel.

Ante este nuevo panorama, desde el RACE hemos querido dar luz a aquellos que quieren comprarse un coche eléctrico y no conocen qué mantenimiento tiene un coche eléctrico. ¿Qué diferencia hay con respecto a un coche que utiliza diésel o gasolina?, ¿merece la pena gastarse dinero en mantener un coche eléctrico?… Resolvemos estas dudas a continuación.

Los Socios del RACE cuentan con una garantía mecánica que les permite beneficiarse de la reparación o susitución de la batería del coche eléctrico.
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Mantenimiento de un coche eléctrico: ruedas, pastillas de freno y aceite

Uno de los apartados mecánicos que más llama la atención entre un coche diésel, de gasolina o uno eléctrico son los neumáticos. Debido a que los coches eléctricos ofrecen todo el par desde parado y entregan la potencia de golpe, los neumáticos tienen un desgaste mayor; lo que significa que habrá que sustituirlos antes y, por tanto, tendremos que invertir algo más en las ruedas durante la vida útil del coche eléctrico.

Por el contrario, el desgaste en las pastillas de freno es menor en comparación con los coches de combustión, ya que los eléctricos utilizan la frenada regenerativa, mediante la cual, el motor recupera algo de energía que, posteriormente, almacena en las baterías. Además, esto se traduce en que el esfuerzo que hay que realizar sobre el pedal de freno es menor, ya que la retención es mayor en este tipo de vehículos. Sin embargo, el líquido de frenos es como en los coches de combustión: se revisa de la misma forma y habría que cambiarlo cada dos años.

En comparación con los coches de combustión, el coche eléctrico tampoco necesita un cambio de aceite, ya que no tiene ni caja de cambios, ni un motor que necesite ser lubricado. Sí que habría que comprobar el nivel del líquido del limpiaparabrisas y también el nivel del líquido refrigerante que, en este caso, se cambia cada diez años, además de la suspensión, la amortiguación o la dirección.

La batería, el principal gasto de un coche eléctrico

Una de las piezas claves de un coche eléctrico es la batería, que es su fuente de energía y la que hace las veces de combustible en un coche de combustión. Debido a que es un elemento fundamental para que el coche eléctrico se desplace, es necesario hacer una diagnosis para comprobar el estado de las derivaciones de los cables de alta tensión. Con ella podemos conocer cuál es el estado de cada celda que forma la batería o si el aislante de los cables se está deteriorando.
Si te haces Socio del RACE puedes recurrir a la garantía mecánica en caso de avería en la batería de tu coche eléctrico, te repararemos o susituiremos la batería según el caso.

A la hora de conservar en buen estado las baterías no es nada recomendable hacer cargas rápidas ya que con ellas se van deteriorando al someterlas a un estrés y sobrecalentarlas. Lo mejor es realizar una carga lenta y durante varias horas para que las baterías aguanten un mayor número de ciclos de cargas y descargas y sus celdas no se vean afectadas. Precisamente, éste es el fallo que más nos podemos encontrar en un coche eléctrico.

A la hora de conservar en buen estado las baterías no es nada recomendable hacer cargas rápidas ya que con ellas se van deteriorando al someterlas a un estrés y sobrecalentarlas.

Actualmente, cuando las baterías no funcionan bien ya no es necesario sustituirlas totalmente, una práctica que se hacía al principio. Ahora se pueden arreglar celdas concretas que se han deteriorado dentro de la batería, con el consecuente ahorro que supone. Cambiar una batería por otra conlleva un gasto cercano a los 6.000 euros (en los híbridos el coste es de unos 3.000 euros), mientras que el arreglo de las celdas puede costar unos 3.000 euros en un coche puramente eléctrico (2.000 euros en los coches híbridos).
Sin embargo, el mantenimiento del motor de un coche eléctrico no tiene tanta complicación como un coche de combustión ya que, de forma simplificada, es un eje con un bobinado, un sistema con pocas piezas que se puedan estropear.

En resumen, un coche eléctrico tiene muchas menos piezas que uno de gasolina, y es aquí donde se entiende por qué el mantenimiento de un coche eléctrico suele ser mucho más sencillo.

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