El sistema de frenado de un coche es un elemento de seguridad activa vital a la hora de conducir. Su correcto funcionamiento depende de que nuestro vehículo esté bien mantenido y en las fechas que le corresponde. Cada uno de los elementos tiene que estar en perfecto estado para que se comporten como deben y frenen el coche en la menor distancia posible.
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Normalmente, tal como explica Juan Manuel García Llorente, formador técnico del RACE, los coches actuales funcionan con un circuito hidráulico formado por un pedal de freno que acciona un pistón, que a su vez ejerce presión sobre el líquido de frenos. Gracias a esta acción, las pastillas de freno muerden los discos de freno y es así como nuestro coche consigue detenerse. Como es lógico, los materiales se van gastando y deteriorando con el tiempo y con el uso. Uno de los elementos que más sufren este desgaste diario son las pastillas de freno.
Estas piezas están formadas por ferodos, una composición formada por material de fricción parecido al que se utiliza en los discos de freno, aunque un poco más blando. Las pastillas de freno son las responsables de que el coche frene más o menos, según la fuerza que ejerzamos sobre el pedal del freno. A medida que vamos conduciendo se van gastando y, por eso, nuestro experto mecánico da una serie de recomendaciones para conocer cuándo debes sustituirlas.
Las pistas que te están diciendo que debes cambiar las pastillas de freno
El ruido
Los coches más modernos vienen con un sensor que nos avisa con un testigo de cuándo la vida útil de las pastillas de freno está llegando a su fin. Hay otros coches que llevan un avisador denominado sonoro, una pieza de metal que roza contra el disco y que nos indica que ya es hora de sustituir las pastillas. Si tu coche no tiene ni sensor, ni sonoro, deberás acudir al taller si notas un chirrido muy agudo y fuerte. Eso es que las pastillas están gastadas, ya no queda ferodo, y el soporte está rozando directamente contra el disco de freno, algo nada recomendable y que puede suponer una reparación cercana a los 150 euros en el mejor de los casos.
El tacto
Si vemos que el pedal de freno tiene más recorrido y está más blando de lo normal, una de las razones puede ser que las pastillas de freno estén más gastadas.
El nivel del líquido de frenos
Si no hay una fuga en el circuito de frenado, puede ser que el bajo nivel del líquido de frenos se deba al desgaste de las pastillas de freno. Es mejor cambiarlas en lugar de rellenar el líquido de freno, un material que puede dañar la pintura y la carrocería al ser corrosivo.
La distancia de frenado
Si las pastillas están en malas condiciones y queda poco ferodo, la distancia de frenado del coche será mayor. Esto no debe suceder, así que es el momento de cambiar las pastillas de freno.
La vista
La forma más segura de comprobar el estado de las pastillas de freno es viéndolas. Tal como nos advierte Juan Manuel García Llorente, no caigamos en el error de ver las pastillas a través del neumático con una linterna. De esta forma solo se ve la pastilla exterior, y no la interior. Puede darse el caso de que la exterior esté bien y la del interior muy gastada, así que no es un método fiable. Lo más recomendable para asegurarnos del estado de las pastillas es desmontar el neumático, girar la dirección y, ahora sí, comprobar el grosor de las dos pastillas. Lo normal es que tengan un mismo desgaste. Si es irregular, puede que sea el momento de cambiar también el disco de freno, ya que está cogiendo holguras, lo que puede repercutir en la frenada ya que la pastilla no muerde por completo toda la superficie del disco.
¿Cuándo se desgastan más las pastillas de freno?
Depende de por dónde y cómo conduzcas, tus frenos se gastarán antes o después. El abanico de kilómetros para cambiar unas pastillas de freno está entre los 30.000 y 60.000 kilómetros. La variación de unos kilómetros u otros depende de diferentes causas:
- El material: como los neumáticos, que pueden ser más blandos o duros, las pastillas también pueden diferenciarse por esta característica. Las más blandas están pensadas para montarse en coches de carreras y muerden muy bien el disco de freno, aunque eso significa que se gastan antes. Para los coches de calle se suelen utilizar pastillas con materiales más duros, que aguantan más a lo largo del tiempo. Cada fabricante tiene su propia fórmula para las pastillas de freno, aunque lo normal es que sean de cerámica o metálicas.
- La carga del coche: hablar de frenada es hacerlo de la transferencia de pesos. Cuando pisamos el pedal del freno es el tren delantero el que sufre mayor esfuerzo. Sin embargo, cuando el coche va cargado de personas y tenemos muchos bultos en el maletero, el peso del vehículo es mayor y, por tanto, exige más al sistema de frenado del vehículo. Es entonces cuando habrá un mayor gasto de las pastillas de freno.
- Conducción agresiva: hacer una conducción poco eficiente, frenando y acelerando con contundencia no ayuda a conservar adecuadamente la mecánica del coche. Lo mejor es realizar una conducción preventiva, que nos permita decelerar levantando el pedal del acelerador y frenando con el freno motor, siempre que sea seguro hacerlo.
- El mayor uso en ciudad: no es lo mismo conducir por la carretera, donde normalmente vamos a una velocidad constante y sin muchos cambios, a hacerlo por la ciudad en la que el tráfico nos obliga a estar continuamente frenando y acelerando. Es aquí donde las pastillas de freno sufren un desgaste mayor.
Cambiar un juego de pastillas de freno supone un coste que parte de los 50 euros (sin contar con la hora de mano de obra si lo llevas a un taller); dependiendo del material y la marca que montemos en nuestro coche el precio subirá. Para que nos hagamos una idea, esa cantidad sirve de referencia para unas pastillas duras montadas en un coche medio del segmento C. Las más blandas ya suben más su coste. Si eres Socio del RACE, con nuestra garantía mecánica podrás cambiar las pastillas de freno en alguno de los talleres recomendados RACE Eurekar.
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