Sensor ETC

Cuando un motor de combustión llega a su punto óptimo de trabajo alcanza entre 90 ºC y 100 ºC de temperatura. Se mantiene estable en ese rango gracias a que tiene un circuito de refrigeración en el que hay un sensor de temperatura del líquido de refrigerante, lo que técnicamente se denomina un sensor ECT (Engine Coolant Temperature).

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Rafael Soriano, asesor técnico del RACE, explica que la misión de este sensor ECT es controlar los grados de temperatura que puede llegar a alcanzar el líquido refrigerante, que es fundamental para que el motor no tenga un sobrecalentamiento y llegue a griparse. Gracias a este dispositivo, desde el puesto de conducción se puede monitorizar en todo momento a qué temperatura está trabajando el propulsor (en algunos coches se ha sustituido esta aguja del agua por un testigo luminoso que advierte de un error en el sistema de refrigeración o directamente en el motor).

¿Cómo funciona el sensor ECT?

El sensor ECT, normalmente, se localiza enroscado en una de las canalizaciones del motor por el que pasa el líquido refrigerante. Así, la información de la temperatura que se registra dentro de la cámara de combustión, que es la más alta que se alcanza, es más precisa.

Este sensor ECT en su interior tiene una serie de cables y una resistencia NTC (Negative Temperature Coefficient o Coeficiente de Temperatura en Negativo). Ésta disminuye la resistencia que ofrece a medida que el motor va alcanzando una temperatura mayor. La oposición de la resistencia refleja unos datos que posteriormente una centralita o ECU los interpreta para así controlar a cada instante la temperatura que tiene el motor.
Dicha centralita del motor cambia el tiempo y la cantidad de inyección del combustible que entra en el interior de la cámara, según los grados que tenga el motor. Si está frío, la ECU estará algo más de tiempo inyectando combustible y la cantidad será algo mayor.

Por ejemplo, si tienes un coche de gasolina habrás observado que cuando está frío y lo arrancas, durante un breve espacio de tiempo el motor está algo más revolucionado al ralentí. Esto es porque ha captado a través del sensor ECT que tiene una temperatura baja. Cuando sube las revoluciones consigue que el motor adquiera antes una mayor temperatura. Pasados unos segundos, el ralentí vuelve a las 800-900 rpm ya que el motor ha alcanzado los grados de trabajo necesarios. En los diésel no es necesario esta revolución inicial del motor ya que entran en juego los calentadores.

Síntomas del fallo del sensor ECT

  • El ventilador del radiador del coche se enciende nada más arrancar el vehículo. Normalmente éste se enciende cuando el motor ya lleva un tiempo funcionando y se empieza a sobrecalentar. Si actúa al accionar la llave del contacto es que puede que el sensor ECT esté en mal estado porque la centralita cree que, al estar la resistencia rota, la temperatura del motor es muy alta.
  • Hay problemas en el arranque, tanto en frío como en caliente. Si la lectura del sensor ECT es errónea, la centralita no va a interpretar bien los datos y, por tanto, se va a realizar una mala combustión porque la cantidad de combustible inyectado no es el adecuado, tanto por exceso como por defecto.
  • Exceso de consumo de combustible. Si la ECU interpreta que el motor está frío aunque realmente no lo está, va a inyectar más combustible del que debe y, por tanto, el coche va a consumir más gasolina de lo normal. Esto también va a implicar que los niveles de dióxido de carbono sean mayores y, por tanto, sus emisiones contaminantes van a ser mayores.
  • Falta de potencia. Si la centralita del motor considera que el motor ya está excesivamente caliente, aunque realmente no lo esté, va a cortar la inyección y puede ocurrir que falte potencia en algún momento.
  • Sobrecalentamiento.Si el sensor ECT no mide bien la temperatura del líquido refrigerante, también puede ocurrir que el motor alcance mayor temperatura de la que debería porque el ventilador puede que no se llegue a activar si la centralita considera erróneamente que la temperatura no está alta.
  • En todos estos casos, para tener la certeza de que es el sensor ECT el que falla y no otros componentes del vehículo, hay que comprobar la temperatura de la resistencia con la ayuda de un polímetro. Primero se mide con el coche en frío y luego con el motor funcionando. Si la temperatura no cambia, el sensor ECT está averiado.

    ¿Cuál es la avería del sensor ECT?

    Soriano explica que lo más común en cuanto averías en este dispositivo es que falle internamente, es decir, que la resistencia o los cables tengan algún tipo de rotura a causa del uso a lo largo de los años. Esto provoca que el sensor ECT deje de mandar una señal a la centralita o que lo haga de una forma errónea. Así, la ECU no trabaja como debería porque en realidad no conoce qué es lo que debe hacer en cada momento.

    También puede ocurrir que si se utiliza un líquido refrigerante de mala calidad o si directamente se ha rellenado con agua el circuito de refrigeración, algo que no deberías hacer nunca, puede aparecer óxido y el dispositivo va a dejar de funcionar. Es una avería poco frecuente que viene derivada de un mal mantenimiento del vehículo.

    Si el sensor ECT se avería, lo normal es cambiarlo por uno nuevo, que cuesta entre 20 y 30 euros. Sin embargo, a este precio hay que añadir el coste de la mano de obra, que va a variar en cada marca. Dependiendo del fabricante, puede que el sensor esté más o menos accesible y que haya que quitar unas piezas u otras para sustituirlo. Además, con el cambio de este sensor, si el líquido refrigerante ya tiene un tiempo, también se aprovecha y se sustituye el anticongelante. En el caso de que tu coche sufra una avería de este tipo, puedes llevarlo a cualquier taller de la red Eurekar, con la garantía del RACE.

    Si sospechas que el sensor ECT de tu vehículo tiene una avería,
    acude a nuestra red de talleres Eurekar, donde tendrás nuestra garantía RACE en la reparación que hagas.

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