Un coche que funciona con un motor de combustión interna necesita una mezcla de gasolina y aire para generar una explosión que empuje a los pistones. Estos a su vez, conectados directamente al cigüeñal a través de las bielas, son los encargados de transmitir la fuerza del motor hasta las ruedas.
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En todo ese proceso, es muy importante que no haya un exceso de temperatura ya que influye negativamente en el rendimiento del motor. Cuanto más frío esté el aire que entra al motor mejor y el encargado de que esto sea así es el intercooler.
¿Para qué sirve el intercooler de un coche?
Rafael Soriano, asesor técnico del RACE, define el intercooler como un dispositivo mecánico que tiene como misión enfriar el aire que sale por el turbo. Esto es necesario porque el aire que comprime el turbo alcanza una temperatura muy alta.
Para que haya una buena mezcla es necesario que el aire que se junta con la gasolina esté frío. Esto hace que la densidad del aire sea mayor, lo que facilita una mejor inyección de gasolina.
¿Cómo funciona el intercooler?
En un motor, el aire primero entra al sistema de admisión pasando antes por el filtro del aire. Posteriormente, va al turbo a través de la caracola de admisión. Una vez que el aire comprimido caliente sale del turbo, entra al intercooler donde se enfría el aire entre unos 40 ºC o 60 ºC. El aire pasa del intercooler, a través de una serie de tuberías, hasta la admisión a través de la mariposa del colector.
El intercooler hace su función gracias a que tiene una gran cantidad de lamas metálicas que van enfriando el aire a medida que van pasando por cada una de ellas. Así, se consigue la densidad adecuada, según lo estipulado por el fabricante para que entre más cantidad al cilindro. Al fin y al cabo, realiza la misma función que un radiador de coche, sólo que en lugar de enfriar el líquido refrigerante, enfría el aire.
Gracias al intercooler, que se suele encontrar entre el colector de admisión y el turbo, se produce la siguiente relación:
Cuanto más frío, más densidad del aire. Cuanto más aire, más inyección. Cuanta más inyección, más potencia se genera y se transmite a las ruedas.
En los coches de calle más comunes lo normal es que el intercooler sea pequeño y esté instalado en el lateral del vehículo. En los vehículos más potentes (más de 150-160 CV) y de alta gama, el intercooler tiene un tamaño mucho mayor y suele ocupar toda la parrilla frontal del coche. Si ya hablamos de coches de competición, el intercooler incluso se ve a simple vista en toda la parte delantera del coche para que su poder y capacidad de enfriamiento sean los mayores posibles. El tamaño del intercooler está relacionado directamente con el tamaño que tenga el turbo.
¿Cuánto cuesta un intercooler nuevo?
El intercooler está fabricado para que dure toda la vida útil del coche, a no ser que reciba el impacto de una piedra u otro objeto. Ahora bien, hay que hacer los mantenimientos del coche, sobre todo el cambio del filtro del aire, cuando corresponde porque si no se puede llegar a producir una obstrucción.
Dependiendo del tamaño del intercooler, su precio puede variar mucho. Un intercooler pequeño, que se suele montar en un coche de calle, puede rondar los 50 euros. Sin embargo, un intercooler frontal instalado en un deportivo de alta gama puede superar los 2.500 euros. En cualquier caso, si tienes que sustituir esta pieza, puedes hacerlo en cualquiera de los talleres de la red Eurekar bajo la garantía del RACE.
Si tienes que reparar una avería en el intercooler, acude a los talleres de la red Eurekar que cuentan con la garantía del RACE.
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