Turbo del coche

El turbo es una pieza mecánica que está directamente relacionada con el motor del coche. Gracias a él, cuando aceleras sientes que tu motor tiene empuje y aceleración. Sin embargo, aunque está diseñado para que tenga una vida útil muy larga, puede averiarse. Si esto ocurre, ¿merece la pena reparar un turbo?

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con reparaciones en la que se incluyen algunos elementos del turbo.

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¿Cómo funciona el turbo de un coche?

Juan Carlos Duque Portillo, asesor técnico del RACE, explica que el turbo tiene una turbina que está unida a un compresor que es movido por los gases de escape generados por el motor. En función de la cantidad de gases de escape que salen después de haberse producido la mezcla del aire con la gasolina, el compresor se moverá más rápido o más lento.

La turbina gira a más o menos velocidad, dependiendo del movimiento del compresor. Esta turbina mete una gran cantidad de aire a presión dentro del propulsor por lo que, al haber más oxígeno en la cámara de combustión, la explosión o compresión al realizarse la mezcla con el combustible va a ser más rica. Esta acción permite aumentar la potencia del motor y mantener unos buenos consumos de carburante.

¿Qué problema puede tener un turbo?

Los primeros coches que llevaron turbo sufrían de ‘turbolag’: desde que una persona pisaba el acelerador hasta que el turbo respondía podía pasar hasta un segundo. Ahora, este retraso está prácticamente solucionado y se ha mejorado el rendimiento del turbo con tecnologías como:

  • El intercooler: es un radiador que enfría el aire que mete la turbina dentro del motor. Si el aire está más frío, es más denso y la cantidad de oxígeno que se mete en el cilindro es mayor, algo que va a favorecer la combustión al mezclarse con la gasolina.
  • El biturbo: pueden ser dos turbos simétricos iguales o que uno de los turbos se ocupe de las bajas revoluciones y otro de las altas revoluciones. Dependiendo de la demanda de potencia que requiera el coche, entrará en funcionamiento uno u otro turbo.

Hasta la llegada del turbo, los motores eran atmosféricos. Estos tenían el problema de que a mayor altitud, la presión del aire era menor, por lo que perdían potencia. Con el turbo esto se solucionaba. Sin embargo, existían ciertas complicaciones técnicas a la hora de integrarlo en el motor. Esta complejidad técnica también se ha ido solucionando en los coches más modernos. Ahora hay tanto coches con motor atmosférico como con turbo.

El principal problema de un turbo es que una de sus piezas, el carrete (el conjunto de la turbina), puede coger holgura con el tiempo, tanto de forma radial como axial. Esto va a hacer que el turbo no responda como debería, por lo que notarás cómo tu coche pierde potencia, uno de los síntomas más claros de que el turbo está roto, además de estas otras razones. Para que no ocurra este suceso, es muy importante que el turbo vaya lubricado y refrigerado. Para ello, suele utilizar el propio aceite del motor.

Entonces, ¿merece la pena arreglar un turbo?

Un turbo no es una avería tan cara como la de una culata o un motor. Un turbo nuevo de un coche antiguo puede costar unos 1.000 euros y en un coche nuevo la suma asciende por encima de los 1.500 euros. Hay talleres, como los de la red Eurekar, donde te lo pueden reparar sin necesidad de sustituir el turbo por uno nuevo y el precio va a ser más económico al rondar los 500 euros (300 euros del turbo más 200 euros de mano de obra). Por ejemplo, en lugar de cambiar todo el turbo, se puede sustituir solamente el carrete por uno nuevo si se ha estropeado y así puedes volver a utilizar el turbocompresor sin gastarte más dinero del que debes.

A partir de aquí, depende de ti juzgar si te merece la pena arreglar el turbo. Todo depende de los años que tenga tu coche, de su valor venal y de si te compensa arreglarlo. Lo que está claro es que no puedes circular sin turbo porque notarás que tu coche no responde y se queda sin potencia, y esto supone un riesgo para tu seguridad.

¿Cómo cuidar el turbo para que te dure mucho tiempo?

  • Como el turbo depende directamente del aceite del motor para su lubricación y su refrigeración, debes hacer el mantenimiento del motor cuando corresponde y cambiar el aceite cuando toque.
  • En un viaje largo en el que el turbo está soplando constantemente, lo recomendable es que cuando pares (por ejemplo, cuando llevas un tiempo en la autopista y necesitas detenerte para llenar el depósito de gasolina), debes dejar un par de minutos el motor encendido. De esta forma, bajan poco a poco las revoluciones del turbo (funcionan a unas 100.000-150.000 rpm) y el propio aceite que lo lubrica también va a ir refrigerándolo hasta reducir su temperatura. Con esta acción vas a alargar la vida útil del turbocompresor.

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