Motor gripado

Si alguna vez se te ha llegado a parar el motor por algún tipo de problema y en el taller te dicen que es porque el motor ha gripado, lo sentimos; te enfrentas a una de las averías más graves y costosas que puede tener un coche, hasta el punto que seguramente te saldrá más barato comprar un motor nuevo antes que arreglar algunas de las piezas que se han estropeado.

Los Socios del RACE se benefician de la garantía mecánica
con reparaciones en la que se incluyen muchas piezas del motor.

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Álvaro García Palomero, asesor técnico del RACE, explica que un motor está gripado cuando dos o más de sus piezas metálicas se bloquean por la falta de lubricación y por el exceso de temperatura que alcanzan al sufrir una fricción continuada entre ambas.

La falta de aceite, la principal causa de un motor gripado

Para que un motor dure durante toda la vida útil de un coche, debe estar fabricado con materiales resistentes y ligeros, de ahí que se utilice la fundición de hierro, el magnesio o el aluminio. El problema es que, aunque su fabricación la realicen máquinas de gran precisión, poco a poco sus piezas (bielas, pistones, segmentos, cigüeñal…) se van desgastando con el uso. Si no fuese porque trabajan con una capa de lubricante especial, el aceite del motor, no durarían tantos años como lo hacen.

Precisamente, en el aceite está la clave para no acabar con un motor gripado tras el paso de los kilómetros. Éste hace de lubricante y también, en cierta medida, de refrigerante en el interior del motor. Gracias a su viscosidad (los vehículos más modernos llegan a tener un 0W20), el motor puede trabajar en óptimas condiciones tanto en invierno como en verano.

Si cometes el error de no comprobar el aceite y no cambiarlo cuando corresponde, el motor dejará de estar lubricado, momento en el que sus piezas se sobrecalentarán al rozarse entre ellas (metal contra metal) hasta acabar, tras aumentar de forma drástica la temperatura del interior de la cámara, con el terrible resultado del motor gripado.

Otras razones que causan un motor gripado

Además de la falta de lubricante, que es la principal razón de que un motor se gripe, hay otras causas:

  • Fallo en los segmentos del pistón: estos segmentos permiten que el pistón esté lubricado cuando sube y baja por el cilindro. Si tienen una rotura, sobre todo el segmento inferior, el aceite se escapará mezclándose y quemándose con el carburante, lo que provocará un humo azulado en el tubo de escape. Sin una lubricación en el cilindro, antes o después el motor acabará gripándose.
  • Avería de la bomba de agua: Sin la bomba de agua, el refrigerante no circula por el interior del motor y no regula su temperatura óptima de trabajo, que suele estar entre los 90 ºC y 100 ºC, según el tipo de vehículo. Esto provoca que en el interior del motor aumente drásticamente la temperatura. Aunque el aceite hace de refrigerante también, no bastará para que el motor no llegue a griparse por la fundición de sus piezas tras su rozamiento.
  • Avería de la bomba del aceite: si el aceite no se bombea al motor porque la bomba no funciona correctamente, es otra razón por la que las piezas metálicas se pueden llegar a fundir dentro del motor.
  • Mala construcción de las bielas o el cigüeñal: si hay un fallo de construcción en el cigüeñal, las bielas apoyarán más por una zona que por otra y esto provocará un desgaste en el pistón y el cilindro. El exceso de temperatura provocado por el roce acabará agarrotando y bloqueando el motor.
  • Cuidado con los motores de dos tiempos: aunque los coches suelen utilizar motores de cuatro tiempos, si tienes un vehículo de dos tiempos, por ejemplo, una moto de cross, debes tener especial cuidado con la cantidad de aceite que echas a la gasolina. Si echas menos de lo que corresponde, es más fácil que el motor llegue a griparse.

¿Cómo identificar que un motor corre el riesgo de llegar a griparse?

Si un motor está a punto de gripar existen algunas pistas que pueden indicar que este elemento tiene algún problema antes de que el problema vaya a mayores.

Para Álvaro García, una señal inequívoca de que un motor puede llegar a griparse es que al oído se puede identificar bien cómo una pieza metálica choca contra otra si no hay aceite de por medio (sobre todo en los motores diésel). Esto puede pasar cuando no hay lubricación o durante las primeras pistonadas cuando un motor está en frío y el aceite está todavía demasiado viscoso y no está en su rango adecuado de trabajo. En la jerga de la automoción es lo que se suele llamar como “que suena a taqué”. Si un motor no está lubricado y sus piezas se empiezan a fusionar momentáneamente por el exceso de temperatura, vas a notar cómo el coche da tirones muy secos, como si se accionase automáticamente el freno.

Junto con este comportamiento característico, debes fijarte que en el panel de instrumentos aparece la luz de testigo de aceite y que la aguja de la temperatura está más alta de lo normal. Si esto ocurre, debes parar inmediatamente el coche y llamar a la asistencia en carretera para que lo remolquen hasta un taller. Si eres Socio del RACE, puedes buscar alguno de los talleres de nuestro servicio Eurekar con la garantía del Club.

Evita un motor gripado siguiendo estos consejos

  • Utiliza el aceite recomendado por el fabricante, no vale cualquier viscosidad.
  • Cambia el aceite cada año o cada 20.000 kilómetros aproximadamente, lo que suceda antes. En ningún caso retrases su sustitución.
  • No pegues acelerones bruscos en frío y espera a que el coche alcance cierta temperatura. Si no, el aceite no lubricará correctamente las piezas del motor.
  • Comprueba el nivel de aceite de vez en cuando al igual que el líquido refrigerante.
  • Cambia el refrigerante cuando lo indique el fabricante.

Si tienes el motor gripado acude a uno de los talleres de la red Eurekar,
donde te solucionarán el problema.

¡Encuentra tu taller aquí!

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