Coche echa humo blanco y huele a quemado

Nuestros coches generan una serie de humos de diferentes colores que nos pueden dar la pista de si tienen una buena salud o si es necesario que los llevemos al taller con urgencia. Recuerda que si eres socio del club RACE existe un servicio de garantía mecánica.

Los Socios del RACE disfrutan de una garantía mecánica con reparaciones incluidas de multitud de piezas.
¡Descúbrelo aquí!

Estamos acostumbrados a ver coches por la carretera que emanan humo negro, azul o blanco por sus tubos de escape. Cada uno de ellos nos está diciendo que el vehículo puede tener algún defecto.

En este artículo nos centramos en el humo blanco: no siempre que lo veamos por el tubo de escape será algo grave. Todo depende de si desaparece al cabo de unos minutos o de dónde proviene el agua que se está evaporando.

La clave del humo blanco puede estar en el líquido refrigerante

Según Juan Manuel García Llorente, formador técnico del RACE para toda la red de proveedores, el humo blanco es normal verlo cuando estamos en invierno, la temperatura es baja, y si hemos dejado el coche en la calle, donde durante varias horas se ha estado formando una película de agua tanto en el borde del tubo de escape como en su interior.

Cuando arrancamos el motor, la mecánica se empieza a calentar y es cuando se va evaporando esa agua acumulada en el tubo. En estas condiciones es normal que nuestro coche genere un humo blanco al arrancar y que no resultará ser muy denso. Si al cabo de unos cinco o diez minutos se va entonces era vapor de agua depositado en el propio escape y no nos tenemos que preocupar de que nuestro vehículo tenga algún fallo.

El problema llega cuando el humo blanco no desaparece con el tiempo y es más bien denso. Es entonces cuando deberemos parar el coche inmediatamente si no queremos que el motor se rompa por completo. Si sigue apareciendo humo blanco tras esos primeros minutos y percibes un olor a quemado, significa que se está filtrando agua por algún lado y eso no es bueno.

 

El problema suele venir de la junta de la culata, de la culata o del bloque motor. El propulsor de nuestros coches se enfría gracias a que está rodeado por unos canales que están llenos de líquido refrigerante. Si éste se filtra a la cámara de combustión del motor (que no debería) es cuando se convierte en vapor: tras generarse la explosión producida dentro del cilindro por la compresión de la mezcla del aire y la gasolina, si hay agua en su interior cambia de estado por las altas temperaturas y pasa de ser un líquido a ser un gas que sale posteriormente por el tubo de escape.

Es una avería grave no solo porque está perdiendo el refrigerante, sino porque esto puede implicar que el motor, ya sea de un diésel o de un gasolina, se vaya calentando al no estar enfriándose como es debido y se acabe estropeando hasta el punto de dejar de funcionar. Para hacernos una idea de su coste, una fisura de una junta de culata conlleva un mínimo de 800 euros y una culata nueva puede ascender hasta los 3.000 euros.

Este fallo suele suceder cuando el mantenimiento de un coche no es el adecuado y no se comprueba el refrigerante ni sus niveles. Si están por debajo del límite correcto el motor tiene picos de temperatura que deriva en pequeñas dilataciones que pueden producir fisuras en su interior; es ahí por donde se filtra el líquido refrigerante, cuya misión es evitar que el motor se sobrecaliente. Para evitar que esto pase, cúrate en salud y pasa la revisión del coche cuando le toque.

¿Necesitas hacer la revisión, reparar una avería o cambiar los neumáticos de tu vehículo?
Acude a uno de los talleres RACE Eurekar que tienen la garantía del RACE.

¡Encuentra tu taller más cercano!

Más sobre Tecnología y motor