Dirección asistida

Seguramente te acordarás de cuando tu madre, tu abuelo o incluso tu bisabuelo te llevaba en coche con su SEAT 127 o su escarabajo verde, y los esfuerzos que tenían que hacer para aparcar; girar el volante suponía algún que otro ruido de esfuerzo. Sin embargo, eso pasó a mejor vida desde que llegó la dirección asistida a los coches.

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¿Qué es la dirección asistida?

Antonio Manzano, formador técnico del RACE, define la dirección asistida como una ayuda a la hora de girar el volante que facilita la maniobra de aparcar, momento en el que el rozamiento de las ruedas con el suelo es mayor y, por tanto, se necesita más fuerza para dirigirlas.

Aunque en un principio la dirección asistida surgió para asistir al aparcamiento, con el paso del tiempo y gracias a una evolución de la mecánica ya ha pasado a tener un papel más importante: ahora no sólo ayuda a manejar el coche en parado, sino también en movimiento. Por ejemplo, aunque a baja velocidad esta dirección es más blanda y, por lo tanto, exige un menor esfuerzo, también se ha diseñado para que se endurezca a medida que aumentas la velocidad para que tus movimientos sean más precisos. Más adelante te explicamos más sobre las aplicaciones que tiene la dirección asistida en el coche.

¿Cómo funciona una dirección asistida?

Manzano explica que el funcionamiento es diferente según el tipo de dirección asistida, pero en su concepto más fundamental las primeras direcciones asistidas funcionaban con una bomba movida por una correa que estaba conectada al motor del coche. Cuando una persona giraba el volante, esa bomba entraba en funcionamiento aplicando un líquido (un aceite especial para la dirección) que facilitaba el accionamiento de la cremallera de la dirección.

Tipos de direcciones asistidas

Dirección asistida hidráulica o mecánica

Los primeros coches que llevaron la dirección asistida utilizaron la de tipo mecánica, también conocida como hidráulica. Aquí la presión del aceite era constante, lo que significa que la dirección estaba asistida en todo momento. Por eso, los que los conducían en la carretera notaban cómo el coche tenía muy suelta la dirección y daba algo de inseguridad.

Además, había otro problema: cuando girabas por completo la dirección sufrían un exceso de presión de aceite que podía derivar en una rotura. De ahí, que en los coches antiguos se recomendase girar hasta el tope el volante, algo que no ocurre con los coches actuales.

Entre sus piezas estaban una bomba mecánica y un depósito de aceite que facilitaban la asistencia hidráulica de la dirección.

Dirección asistida electrohidráulica

De la dirección asistida mecánica se pasó a la dirección asistida electrohidráulica. En lugar de poner una bomba movida por el motor a través de una correa, se instaló una bomba eléctrica, que era la encargada de mover el aceite por la cremallera gracias a la acción del alternador.

Sobre los inicios del año 2001 los coches más lujosos ya llevaban este tipo de dirección asistida y años después lo utilizaron otro tipo de vehículos como los compactos o los utilitarios. Por ejemplo, un Opel Astra del año 2006 utiliza este tipo de dirección asistida.

Dirección asistida eléctrica

Es la más moderna de las tres. Aquí se optó por quitar el sistema hidráulico y en su lugar se colocó un motor eléctrico de forma solidaria sobre la caña de la dirección. Su funcionamiento es sencillo: cuando haces un giro en el volante la unidad manda corriente y mueve la dirección en función de la dirección del volante.

Con este tipo de dirección asistida eléctrica, que ya incluían los coches de alta gama en 2006, se pueden ver algunos sistemas ADAS como el cambio de carril automático, el asistente de mantenimiento de carril o el asistente de aparcamiento automático. Si te compras un coche ahora, ya tendrás incluido este tipo de dirección asistida.

¿Cómo saber que la dirección asistida ha salido defectuosa?

La forma más fácil e intuitiva de ver que una dirección asistida ha salido mal es observar si está dura o si girar el volante en parado no requiere esfuerzo. Tanto en la mecánica como en la eléctrica, si la dirección se ha endurecido es porque hay un problema, aunque la razón sea diferente en cada caso.

No obstante, Manzano recuerda que en ningún caso la dirección se va a quedar bloqueada si no funciona la asistencia. El sistema está pensado para que, en el caso de rotura, puedas maniobrar sin la ayuda, aunque ten claro que te costará mucho más dirigir el coche a baja velocidad o en parado. Si esto te ocurre, recuerda que por ser socio del RACE te ofrecemos una garantía mecánica y de asistencia en carretera las 24 horas del día.

Los problemas más comunes con la dirección asistida

  • En las mecánicas e hidráulicas:
    • Fuga de líquido: ocurre cuando se van estropeando las juntas o los retenes y el aceite se escapa por ahí. Si a la hora de reponer el aceite de la dirección no te ponen uno bueno, los componentes se estropearán antes de lo que dice el fabricante y volverán las fugas. Las marcas clasifican este tipo de aceite específico de dirección con un tapón verde, rojo o negro.
    • Rotura de la bomba: se puede llegar a romper si no hay líquido y lo notarás porque hace mucho ruido al no estar lubricada. El exceso de ruido da un indicio de que puede haber una pérdida de líquido.

En las eléctricas: el fallo más común se da por una desconfiguración de las centralitas o por un error en los sensores. Aquí el problema es que la centralita y el módulo de la dirección forman un sólo bloque por lo que hay que sustituir la pieza entera en un taller con el sobrecoste que esto supone.

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