Efecto giroscopio moto

Muchas veces vemos a los niños girando una peonza o pedaleando una bicicleta durante horas. Sin saberlo, está presente el efecto giroscópico. Éste es la fuerza que hace que un objeto que rota sobre sí mismo se mantenga equilibrado en un eje de simetría que es distinto al de la rotación.

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La rueda trasera de la bicicleta hace las veces de un giroscopio, un elemento que permite que el niño se mantenga más estable sobre su vehículo a medida que va pedaleando cada vez más rápido. El mismo principio tienen las motos: sus ruedas funcionan como un giroscopio, que permite a los conductores mantenerse equilibrados en la motocicleta sin esfuerzo en una recta. Además, el efecto giroscópico de una moto es el que facilita que se pueda inclinar el vehículo en las curvas sin que la gravedad haga de las suyas.

El efecto de giroscopio en la moto empieza a funcionar a partir de los 30 km/h

Es bastante normal, sobre todo cuando se es inexperto, que haya caídas con la moto en parado o a muy baja velocidad. Al fin y al cabo, hasta que la moto no alcanza cerca de los 30 km/h no va a empezar a ser estable y no entra en juego el efecto giroscópico. Hasta llegar a esos kilómetros por hora, el no caerse al suelo va a depender de la pericia y equilibrio del conductor. De hecho, para adquirir cualquiera de los tipos de carnet de moto es necesario pasar por un circuito de obstáculos a baja velocidad, donde se demuestra el dominio que se tiene del vehículo.

Además del giro de las ruedas, el efecto giroscópico de la moto se consigue gracias al movimiento rotativo del cigüeñal que gira sobre su propio eje. Éste recibe la potencia del motor a través de las bielas, que están unidas con el cigüeñal, y la transmite hasta la rueda trasera a través de diferentes sistemas de transmisión (cardan, correa o cadena).

La rotación del cigüeñal aporta un extra de estabilidad que, unido al efecto giroscópico de la rueda, permite que la moto vaya sola y recta, sin que tenga que equilibrar la moto ningún conductor. Ejemplo de ello es, por ejemplo, cuando en las carreras de motos un piloto se cae y su vehículo sigue rodando solo por la pista.

Del mismo modo, gracias al movimiento angular producido por el efecto giroscópico de las ruedas de la motocicleta y la fuerza centrífuga, se consigue que no te vayas al suelo por el efecto de la gravedad cuando gestionas una curva, aunque aquí hay que tener en cuenta que también influyen otros elementos como:

  • Presión de los neumáticos.
  • Mantenimiento de las suspensiones.
  • Estado de la carretera: grietas, irregularidades, agua…
  • El compuesto de los neumáticos y su agarre.
  • La velocidad.
  • La distribución del peso.
  • La temperatura externa: sin llegar a los extremos, cuanto más calor tenga el asfalto, mejor agarre van a tener los neumáticos (con el frío los neumáticos son más rígidos y se adaptan peor a la carretera), aunque esto también afecta al desgaste de los mismos.

Aunque el efecto giroscópico de una moto hace parte del trabajo a la hora de mantener la estabilidad de la misma, te recomendamos que hagas un curso de conducción para saber manejar tu vehículo de dos ruedas, sobre todo, cuando tienes que afrontar una situación de riesgo. En los cursos de conducción del circuito del Jarama tienes la posibilidad de realizar uno si ya tienes el carnet A2 y, además, por ser Socio del RACE podrás disfrutar de un descuento si te animas.

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