Coches autónomos carrera autonomía total

Muchos ríos de tinta se han escrito en estos últimos años sobre los coches autónomos. Los fabricantes están trabajando para que sea algo tangible lo más pronto posible, pero lo cierto es que aún queda una fase experimental importante. Su objetivo: evitar los accidentes y llevar a las personas de un lugar a otro sin sorpresas. La teoría está clara, pero llevarlo a la práctica ya es otro cantar.

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¿Qué es el coche autónomo?

El coche autónomo es un vehículo capaz de circular por cualquier tipo de carretera y en cualquier situación climatológica sin necesidad de que intervenga un humano. A partir de aquí, las complejidades que surgen son muchas tanto por la parte técnica como por la parte legal: ¿Cómo reacciona un coche autónomo en caso de accidente?, ¿es legal el coche autónomo en todos los países?, ¿quién va a ser el responsable en caso de un incidente?, ¿están actualmente los coches preparados para circular en cualquier circunstancia sin que una persona controle el coche? Éstas y otras muchas preguntas todavía no tienen una solución clara, y no son los únicos problemas que tienen los coches autónomos.

Los problemas actuales de los coches autónomos

Los vehículos autónomos se enfrentan a diferentes retos, que son los que podrían ralentizar su implantación en las carreteras españolas:

  • El precio: toda la tecnología vanguardista que llevan incorporada tiene un alto coste de producción, así como el elevado precio de las posibles reparaciones.
  • La infraestructura: el coche autónomo depende de que se pueda comunicar con otros coches u otros elementos de la carretera para que pueda interpretar bien todas las señales, y aún queda mucho camino para que esto sea una realidad.
  • Fallos en el sistema: ¿el coche autónomo puede llegar a ser perfecto y no dar ningún tipo de problema? Cuanto más lejos esté de este objetivo, más tardaremos en ver estos coches de forma mayoritaria.
  • Alto nivel de mantenimiento: utiliza gran número de sistemas y aparatos que deben revisarse cada cierto tiempo para que trabajen al cien por cien de su capacidad.
  • ¿Pérdida de privacidad?: estos vehículos recogen datos de la localización del vehículo. Hay que esclarecer quién maneja esos datos y dónde pueden acabar, por lo que dejas de tener cierta privacidad en tus movimientos.
  • Seguridad: los coches autónomos necesitan estar conectados a la red. ¿Qué ocurre si alguien llega a piratear la unidad de control del vehículo?

Los beneficios del coche autónomo

  • Una reducción de la siniestralidad.
  • Una bajada en las emisiones de dióxido de carbono debido al perfeccionamiento del modo de conducción (frenadas, aceleraciones y mantenimiento de la velocidad) son sus puntas de lanza.
  • Una reducción de atascos: los coches autónomos no pecan como los conductores del efecto mirón o el efecto acordeón, entre otros.

No obstante, aún queda mucho que hacer para lograr la perfección en la conducción autónoma, así como esclarecer algunos debates éticos, morales y legales al respecto.

Las partes del coche autónomo

Funcionamiento coches autónomos

  1. Radar: Mediante la emisión de ondas de ultrasonido detecta los objetos que hay en su entorno.
  2. Lidar: Dispositivo colocado en el techo del coche que emite un haz de luz láser y que recrea en tres dimensiones y en una visión de 360˚ lo que rodea al vehículo con un margen de error de solo 2 cm.
  3. GPS/IMU: El GPS permite obtener la posición del vehículo y el IMU recoge información de la velocidad y la dirección.
  4. Guía de carril: Las cámaras montadas detrás del espejo retrovisor reconocen las líneas de carril y detectan los límites de la carretera.
  5. Visión en estéreo: Dos cámaras en el parabrisas dan una imagen 3D de la carretera que permite visualizar, entre otras cosas, peatones y animales.
  6. Detectores en las ruedas: unos sensores montados en las ruedas miden la velocidad del coche, así como las maniobras a través del tráfico.
  7. Cámara infrarroja: Dos luces infrarrojas aumentan la visión por la noche sin cegar a otros conductores. El rayo infrarrojo es detectado por una cámara que ofrece una imagen iluminada en el tablero.

¿Cómo funcionan los vehículos autónomos?

Los coches autónomos tienen una amplia gama de sensores, láseres, cámaras de alta potencia y un radar que analizan y recogen en tiempo real la información de la carretera y de su entorno, generando un mapa tridimensional que permite la navegación en conducción autónoma.

Todos esos elementos que hemos citado envían simultáneamente la información al software que la procesa, traza una ruta y envía las instrucciones a los controladores del vehículo que se encargan de establecer la dirección, la aceleración y la frenada. Aspectos dentro de la personalización de cada software, como el modelado predictivo o los algoritmos para evitar obstáculos, hacen que se puedan respetar las reglas de tráfico y evitar accidentes.

A partir de este punto, aunque la mayoría de los prototipos no lo tienen aún implementado debido a la poca preparación que tienen las infraestructuras a nivel tecnológico, los coches pueden estar ‘conectados’ e interactuar con ellas (como, por ejemplo, con los semáforos), además de comunicarse con otros vehículos.

Evolución de este tipo de vehículo en España

Ha llovido mucho en la automoción española en los últimos 60 años. Del famoso 600 en el que toda la familia viajaba en un coche minúsculo durante trayectos que se hacían eternos hasta los coches más modernos que ruedan por las carreteras españolas con motores híbridos o eléctricos. Ha habido una evolución abismal en muchos sentidos, pero sobre todo en la seguridad.

En los años 70 apareció el cinturón obligatorio en los asientos delanteros o el airbag. Los compuestos de los neumáticos cada vez eran mejores y se desarrollaban multitud de componentes que mejoraban la seguridad al volante: el ABS, el control de tracción, el control de estabilidad… estos sistemas marcaban el origen del desarrollo del coche autónomo en España.

En la actualidad, ya hay coches completamente autónomos circulando por las calles de algunos países de modo experimental. Aunque la tecnología ya existe y lleva en fase de pruebas varios años, uno de los mayores problemas es la adaptación de la legislación a los coches autónomos en España:

  • El Reglamento General de Circulación explica en el artículo 18 que el conductor debe tener una atención permanente a la conducción, algo que entra en conflicto con los niveles 3 y 4 de conducción autónoma. Además, de momento no está permitido por la Ley que separes las manos del volante.
  • ¿Quién es el responsable legal en caso de un accidente? Al coche no se le puede hacer responsable así que hay que trasladar la obligación a alguien, ¿pero a quién?:¿al fabricante?, ¿al conductor que estaba sentado sin prestar atención?, ¿al instalador de los componentes del coche autónomo…?
  • Ante cualquier siniestro inevitable aún hay grandes dudas sobre qué parte será la más afectada: el propio coche, el contrario o los peatones, y cómo decidirá el coche cuál es la opción menos dañina o incorrecta.

Pere Navarro, director de la DGT, dejó claro su enfoque sobre los coches autónomos en una de sus apariciones públicas: “en la DGT sí lo vemos, pero para circuitos o recorridos cerrados”. Por tanto, en las vías españolas de momento circularán coches con una tecnología que les permita rodar a una velocidad de crucero controlando la distancia con el vehículo que le precede o que te avisan en el caso de que te vayas a salir de tu carril sin haberlo indicado con el intermitente, entre otras características.

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