Sensor de detonación

Cuando un motor de combustión está funcionando realiza un ciclo de cuatro tiempos: admisión, compresión, explosión y escape. En ese proceso, la gasolina se mezcla con el aire para que se produzca una explosión (combustión en un motor diésel) en la que se alcanzan temperaturas muy altas cercanas a los 900 grados centígrados.

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Este proceso está controlado por una centralita, que recibe continuamente la información de lo que ocurre dentro del motor. El encargado de monitorear las vibraciones y explosiones del motor que se producen en el interior de la cámara de combustión es el sensor de detonación. Alejandro Mata, asesor técnico del RACE, explica que gracias a este dispositivo con propiedades piezo-eléctricas, la unidad de control del motor (ECU) controla en qué instante se debe hacer el encendido.

El sensor de detonación, clave para que el coche consuma menos carburante

La ECU recibe la información de este sensor de detonación para así realizar el encendido en cuestión de milisegundos. Lo hace a través de su cabezal metálico que contiene una pieza metálica que es la que capta las vibraciones del motor (de ahí que también se llame sensor de golpeteo). Éstas se traducen en una señal con una información que llega hasta la centralita.

A partir de aquí, la ECU interpreta la señal proveniente del sensor de detonación y sincroniza el encendido en el instante preciso para que el motor entregue la máxima potencia con el menor consumo posible. Además, este monitoreo va a permitir cuidar más al propulsor al no producirse tantas vibraciones al haber un encendido controlado. Esto lo consigue la ECU retrasando o acelerando el momento del encendido.

Para que el sensor de detonación capte la información más detallada posible, es preciso que esté lo más cerca de la cámara de combustión, aunque no pueda estar en su interior, ya que no podría aguantar las altas temperaturas. Por eso, Mata explica que se suele colocar en la abertura de las válvulas o en la cabeza de la admisión, es decir, dentro del bloque motor y lo más próximo a los cilindros, que es donde se producen las explosiones.

Tipos de sensores de detonación

  • Sensor de presión interna: suele estar en la bujía y mide directamente la presión del cilindro. Es el más preciso de los tres tipos porque es el que más cerca se ubica de la cámara de combustión y, por tanto, el que mejor capta las vibraciones del motor.
  • Sensor inductivo piezoeléctrico: cuando el propulsor alcanza el mayor número máximo de vibraciones es cuando se envía una señal a la centralita. Para Mata no es el sistema más preciso para controlar el encendido porque hay que esperar a que se produzca ese exceso de vibraciones.
  • Sensor no resonante piezoeléctrico: Es más preciso que el anterior ya que utiliza una masa de resorte para medir las vibraciones del motor de forma más directa y mecánica.

La avería más común del sensor de detonación

Cuando falla un sensor de detonación no hay una valoración real de lo que ocurre dentro de la cámara de combustión, así que se dispara el consumo de combustible. Cuando hay un exceso de este consumo, el encendido no es el óptimo por lo que se va a notar que el coche da tirones, pierde potencia y el motor hace más vibraciones de las debidas. Además, un exceso de carburante en la cámara de combustión también puede afectar al filtro de partículas por generarse un exceso de hollín.

Si quieres conocer con detalle si está fallando el sensor de detonación lo mejor es conectar el puerto OBD a una máquina de diagnosis. En ésta vendrá la información de los parámetros de consumo establecidos de fábrica y los que está haciendo el motor cuando falla este sensor de golpeteo. Para evitar estos fallos, se recomienda hacer un mantenimiento rociando con un spray limpiador las partes de ese sensor, evitando el uso de grasas porque se obstruye fácilmente.

Si se avería el sensor de detonación no se recomienda su reparación, sino su sustitución, algo que pueden hacer en cualquier taller de la red Eurekar, con la garantía del RACE. Su precio puede variar desde los 80 hasta los 200 euros, dependiendo de la marca y la electrónica que tenga el vehículo, más unos 120 euros de mano de obra por dos horas de trabajo.

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