Pintar un coche de otro color

Elegir el color de tu coche es una de las elecciones más personales que puedes tomar a la hora de comprar un vehículo nuevo. Una opción de la que, sin embargo, careces al adquirir un turismo usado, motivo por el que te puedes plantear repintarlo según tus preferencias. O puede que, después de conducir el mismo coche durante años, decidas vestirlo de un color diferente. Y ahí surgen las dudas: ¿es legal pintarlo de otro color? ¿Cuánto me costaría? ¿Tendré un problema al pasar la ITV?

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Lo cierto es que existen más preguntas de las que cabría pensar en un principio. Por eso, si estás pensando en cambiar el color de tu coche, conviene que seas consciente de todo lo que ello implica. Te lo contamos paso a paso.

Requisitos para cambiar el color de tu vehículo

La primera de esas dudas se refiere a si un cambio de color en un vehículo podría representar un problema a la hora de pasar la ITV. La respuesta es clara, pero lleva una matización importante: no tiene por qué interferir con el resultado de la inspección técnica… siempre y cuando se realicen las notificaciones pertinentes, tanto a la DGT como a la compañía aseguradora.

¿El motivo? Que el color del vehículo es uno de los datos identificativos que aparecen en el permiso de circulación. Por eso, si no coincide con el color real, sería motivo para no poder pasar la ITV. Así que conviene comunicar inmediatamente dicho cambio de color a la DGT, a fin de que allí te expidan un nuevo permiso de circulación con esa información modificada. De no hacerlo, además, te arriesgas a una multa de 500 euros.

Por otro lado, es imprescindible notificárselo también a la aseguradora del automóvil, para que allí también hagan el cambio pertinente. No conviene olvidar, además, que algunas compañías varían el precio de la póliza según el color del vehículo, ya que ciertos colores son estadísticamente más arriesgados que otros, y cuentan con más probabilidades de sufrir un accidente.

¿Cuánto cuesta pintar el coche de otro color?

Hay toda una serie de factores a tener en cuenta a la hora de estimar cuánto puede llegar a costarte todo el proceso. Lo primero, y esto resulta evidente, es que dependerá de la localidad en que estés ubicado: no es lo mismo Madrid, por ejemplo, que Palencia; de la misma manera que el precio no será igual si se pinta a mano o en cabina; si el vehículo es grande o pequeño o si se realiza en un concesionario oficial o en un taller independiente.

Ojo: esto no quiere decir que los últimos sean necesariamente peores, pero conviene recordar que el resultado dependerá de la experiencia y profesionalidad con la que trabajen. Por ejemplo, si antes de comenzar a pintar llevan a cabo un trabajo previo de preparación, eliminando cualquier posible arañazo o abolladura presente en la carrocería e incluso desmontando las piezas exteriores de coche (paragolpes, cerraduras, faros, gomas…) para que no queden rastros del color antiguo.

Desconfía, en cualquier caso, de los precios excesivamente bajos, porque probablemente escondan deficiencias de algún tipo, ya sea por la calidad de los materiales empleados o por el mimo y el cuidado con el que trabajen. Por ejemplo, un presupuesto alrededor de los 500 o 600 euros estaría claramente fuera de mercado. Precisamente por todos los factores mencionados, resulta imposible dar una cifra concreta, aunque la media de un pintado profesional podría situarse en torno a los 1.300 o 1.400 €.

Los materiales, determinantes

A la hora de cambiar el color del coche, es importante considerar todas las posibilidades que tenemos a nuestra disposición, como por ejemplo recurrir a la pintura vinílica, una opción por lo general mucho más económica que pintar todo el coche; decorar algunas partes con vinilos decorativos o incluso usar plastidip, un tipo de pintura fácilmente removible que, una vez seca, tiene una textura parecida a la goma y que admite además la aplicación de efectos como el metalizado o el perlado. Sea cual sea el caso, la duración del mismo también dependerá de la calidad que escojas.

La opción más común, no obstante, será la de las pinturas acrílicas específicas para carrocerías. Además, según el efecto que quieras conseguir, puedes decidirte por un sistema bicapa o incluso tricapa (siendo este último el más costoso).

Según el tipo de acabado, podemos distinguir entre varias opciones:

  • Acabado sólido: es el más corriente, y normalmente consta de una capa de pintura acrílica y otra protectora contra los arañazos y la corrosión.
  • Acabado metalizado: efecto que se consigue al añadir partículas de metal (normalmente aluminio) a la pintura, en una proporción de 1 a 50. Más delicado en su mantenimiento y reparación.
  • Acabado mate, sin reflejos: tiene un brillo apagado y únicamente está disponible para los colores oscuros. Se obtiene añadiendo componentes plásticos a la pintura, como epoxi o PVC. Es el más delicado frente a los arañazos.
  • Acabado perlado: una terminación que no solo refleja la luz sino que, la refracta y la transforma en distintos colores según desde dónde se mire. Para ello, en vez de partículas metálicas, se usan otras de naturaleza cerámica.

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