Conducir bajas revoluciones

Conducir con calma y de forma sosegada, siempre que se tenga en cuenta la seguridad en la carretera, es un hábito mucho más recomendable que hacer una conducción agresiva. Sin embargo, ¿es malo para el coche conducir a bajas revoluciones?

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Cuando nos referimos a bajas revoluciones es circular de forma continua y durante un largo período de tiempo a unas revoluciones por minuto que están por debajo de las 2.000 vueltas indicadas en el tacómetro, tanto en un coche de gasolina como en un diésel. Por encima de este régimen de giro es beneficioso (siempre que no se exceda de las 3.000 rpm) porque vas a consumir menos carburante y las piezas del motor van a sufrir menos desgaste.

Rafael Soriano Rojas, asesor técnico del RACE, considera que debería estar contraindicado rodar a bajas revoluciones. Por tanto, no es bueno para tu vehículo conducir a bajas revoluciones, pero ¿por qué motivos? A continuación, explicamos las razones.

Conducir a bajas revoluciones puede afectar al turbo… y otras piezas más del coche

El vehículo está preparado para circular en ciertos rangos de desarrollo mínimo y máximo; fuera de esos límites, tu coche va a sufrir las consecuencias tanto en la mecánica, como en las emisiones y el consumo de combustible.

En la actualidad, la gran mayoría de los vehículos utilizan un turbo que aprovecha los gases contaminantes generados por el motor para ofrecer un extra de potencia. Si circulas a bajas revoluciones, el turbo no va a trabajar al no girar. Si esto ocurre, va a entrar poco aire en la cámara de combustión lo que va a implicar que la mezcla sea mucho más rica en combustible en detrimento del oxígeno. Esto va a generar un exceso de gases contaminantes al quemar dicho carburante dentro del motor lo que, al fin y al cabo, va a perjudicar al coche en varios sentidos:

  • El nivel de emisiones del vehículo va a ser superior al que debería. De hecho, si tuvieses que ir a la ITV resultaría desfavorable porque estás contaminando de forma excesiva.
  • El hecho de que se generen más gases contaminantes va a afectar directamente al filtro antipartículas, un elemento que tienen tanto los coches de gasolina como los diésel, aunque son estos últimos los que suelen tener más problemas con esta pieza. Si el vehículo genera más contaminación de lo debido, el filtro antipartículas se colapsará con más antelación de lo establecido por el fabricante (que suele ser de unos 6 o 7años) por el hollín generado; es entonces cuando aparecerá el testigo del fallo del filtro en la instrumentación del coche. En ese caso, tendrás que limpiar el filtro antipartículas.
  • Conducir a bajas revoluciones también afecta al turbo, que se acaba llenando de carbonilla, hecho que puede llegar a provocar una avería.
  • La válvula EGR, que recicla los gases producidos por la combustión del motor, también se vería afectada por una conducción a bajas revoluciones en la que se genera un exceso de gases contaminantes. Esto provocaría que el motor trabajase con aire ya contaminado, algo que no es nada recomendable para realizar una buena combustión.
  • El colector de admisión también se vería afectado por la acumulación de hollín y su rendimiento se quedaría cada vez más mermado hasta que finalmente se averiase.
  • El consumo de carburante es mayor si conduces a muy bajas revoluciones porque los coches actuales dependen de la patada del turbo inicial. Estos tienen un pequeño lag o retardo cuando actúan a partir de las 2.000 rpm, lo que implica que el vehículo no va a tener fuerza para acelerar hasta que el turbo entra en escena, lo que da lugar a que el vehículo solicite un extra de gasolina en este punto.
  • El motor va a tener un desgaste interno acelerado si conduces a bajas revoluciones ya que se está exigiendo a sus piezas (pistones, bielas, cigüeñal…) un sobreesfuerzo. Imagina si circulases a 50 km/h en sexta marcha: el coche va a rodar al mínimo de rpm y estarás sometiendo a elementos como el embrague o la caja de cambios a un estrés mecánico innecesario que puede provocar una avería a largo plazo y antes de lo que establece el fabricante.

En definitiva, por las razones citadas no debes circular a bajas revoluciones. Si quieres aprovechar al máximo la eficiencia de tu motor, conduce entre las 2.000 y 3.000 rpm. El turbo, el filtro antipartículas y otros elementos mecánicos de tu coche, además de tu bolsillo, lo agradecerán.

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