Suspensión neumática

Cuando hablamos de la suspensión de un coche, Juan Manuel Llorente, formador técnico del RACE, nos recuerda que son los elementos mecánicos que mantienen el vehículo a una distancia del suelo. También son los que se encargan de que las ruedas estén siempre en contacto directo con la carretera, así que es un punto clave en la seguridad del coche y en la comodidad de los ocupantes. Si no existiese la suspensión, los acompañantes sentirán cada irregularidad del suelo, con la consecuente incomodidad, y para el conductor sería muy difícil controlar el coche.

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Hay que dejar claro que no es lo mismo la suspensión de un coche, formada por un elemento flexible, que la amortiguación, encargada de neutralizar y retener de la forma más controlada posible el movimiento de ese elemento flexible.

Dicho para que lo entendamos, los amortiguadores sirven para evitar que el coche rebote sin control y de forma repetida cuando pasa un bache. La función de estas piezas es retener el muelle. De hecho, cuando los amortiguadores están en mal estado se puede dar este problema. Si vemos que un coche bota exageradamente por la carretera o que la distancia de frenado es mayor de la que estamos acostumbrados, es que es hora de cambiar la amortiguación.

Los muelles helicoidales: la suspensión más utilizada por los coches de calle

Centrando el tiro en esos elementos flexibles y dejando a un lado la amortiguación, tenemos varios tipos de suspensiones:

  • Suspensión con muelles helicoidales: es la más común que se utiliza actualmente en los coches. Varios muelles helicoidales son los encargados de mantener el vehículo a una distancia del suelo. Su función es la de comprimirse y descomprimirse cuando hay alguna irregularidad en el firme o cuando añadimos más o menos peso al coche.
  • Suspensión neumática: es muy parecida a la que tienen los camiones, que en lugar de utilizar muelles, recurren a unos balones que se inflan y desinflan a través de un compresor en función de cómo sea el terreno y cuánto peso lleve el vehículo. En este caso, al contrario que los muelles, sí son regulables. Hay coches de alta gama que llevan este sistema ya que se puede regular sobre la marcha en función de la velocidad. Si va lento, el coche irá más alto para que la comodidad de marcha sea mayor y, si van más rápido, irán más bajos para que la estabilidad mejore.
  • Suspensión de ballesta: Suelen utilizarla los camiones o vehículos todoterreno antiguos. En los coches normales actuales es raro ver una ballesta. Hace la función que harían el muelle o el balón antes mencionados aunque tiene menor recorrido y es muy resistente, de ahí que se instale en vehículos de alto tonelaje. Al igual que con los muelles, este tipo de suspensión tampoco es regulable.
  • Suspensión hidráulica: Lo llevaba algún modelo antiguamente, pero ahora ya está en desuso debido a que se escapaba el aceite y no era una solución eficaz a largo plazo.

Además de clasificar las suspensiones en cuatro tipos, también hay que tener en cuenta cómo están montadas sus partes. En función de esta característica, nos encontramos las suspensiones rígidas o independientes:

  • Suspensión rígida: se forma a partir de un eje que une dos ruedas, ya sean las delanteras o las traseras, junto a las que se coloca un muelle en cada extremo. Las irregularidades influyen tanto en la carrocería como en las ruedas que están unidas por el mismo eje. En este caso, se perdería tracción y también seguridad.
  • Suspensión independiente: cada rueda absorbe los baches de forma independiente. No van unidas entre ellas como en la suspensión rígida. Por norma general, los coches de lujo y todoterrenos más caros la llevan independiente. Este sistema es más estable que el primero, aunque, al tener más piezas, es más cara, de ahí que lo lleven en ambos ejes los vehículos de alta gama. No obstante, como norma general, los coches más comunes suelen tener suspensión independiente delante y rígida detrás.

Averías que se pueden dar en la amortiguación

Lo normal es que un coche lleve integrado el amortiguador dentro del muelle. Es el sistema más común y se denomina suspensión McPherson. Es precisamente la amortiguación lo que más falla dentro de la suspensión de un coche. Los muelles helicoidales suelen aguantar la vida útil de un coche, así que es posible que hayas podido ver estas piezas recicladas, por ejemplo, en algún parque infantil.

El amortiguador es un elemento que se deteriora progresivamente comprometiendo la seguridad del vehículo, especialmente en conducción extrema y situaciones de riesgo. Lo recomendable es que los amortiguadores se revisen por el servicio técnico cada 20.000 km y se cambien cuando rondan los 80.000 kilómetros o en caso de observar:

  • Pérdida de aceite en los amortiguadores.
  • Que la suspensión del vehículo oscila lateralmente o si cuesta recuperar la estabilidad después de un bache.
  • En la frenada, el morro del vehículo se inclina excesivamente.
  • Al circular por una carretera el vehículo absorbe con excesiva violencia las irregularidades de la vía o, si es de noche, los faros vibran excesivamente.
  • Al circular con el viento lateral, el vehículo sufre bandazos.
  • Que los neumáticos se desgastan de forma irregular o se produce un desgaste muy rápido de los mismos.
  • Ruidos bruscos localizados en la parte trasera o delantera.

En el caso de que te falle alguna pieza de la suspensión, podrás llevar tu coche a algún taller del servicio Eurekar, donde tendrás nuestra garantía RACE en la reparación que hagas.

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