Cuántos kilómetros debe tener un coche de segunda mano

Comprar un coche nuevo en España sale cada vez más caro. Según datos de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), su precio se ha incrementado en un 40 % en los últimos cinco años, muy por encima de la inflación, lo que empuja a quienes disponen de un presupuesto limitado a buscar una alternativa más económica.

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La edad de los coches, mientras tanto, no deja de crecer: en 2023, superan ya los 14 años de media, un 70 % más que en 2008. Unos datos que, en conjunto, explican que el mercado de vehículos de segunda mano sea cada vez mayor y sus precios alcancen unos máximos nunca vistos antes.

Pero ¿cuántos coches cambian de manos cada año en España? En 2022 se vendieron más de 1,1 millones de vehículos usados con al menos 10 años de antigüedad, de los que más de 727.000 superaban, de hecho, los 15, según datos de Anfac (la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones) y Ganvam (Asociación Nacional de Vendedores de Vehículos a Motor, Reparación y Recambios).

¿Hasta qué punto importan los kilómetros?

Es indiscutible que, a la hora de optar por uno u otro vehículo, el kilometraje de los vehículos usados sigue siendo uno de los factores más importantes a considerar, pero no es el único: también influyen, y mucho, el uso que se le ha dado al vehículo, el estado del mismo y su historial de mantenimiento. Y es que, en caso de duda, no siempre merecerá la pena comprar el vehículo que menos kilómetros tenga. Recuerda, además, que si eres socio del RACE, tienes a tu disposición un servicio de asistencia para la transferencia de vehículos.

Salvo que exista una diferencia de kilometraje abrumadora, hay que tener cuidado a la hora de sopesar la importancia del kilometraje acumulado. Porque no es lo mismo un coche relativamente nuevo (de, por ejemplo, 2018) y 250.000 kilómetros, que otro de 2009 con 180.000: en el primer caso podemos estar hablando de un VTC con más de 50.000 kilómetros anuales y múltiples conductores, mientras que en el segundo caso, a pesar de ser más antiguo, la media anual es inferior a los 14.000, un uso normal que se sitúa dentro del promedio (de 12.000 a 15.000).

Además, un vehículo que haya acumulado una gran cantidad de kilómetros en poco tiempo habrá experimentado un uso mucho más intensivo y requerirá antes un mantenimiento importante. Y, por otro lado, un coche con más de 15 años de antigüedad pero kilometraje muy bajo podría ser indicativo de que ha pasado gran parte de su vida útil inmovilizado, y ello podría ocultar otro tipo de problemas e incluso reparaciones importantes, ya que ciertos componentes (como las gomas, los retenes y las juntas) también se deterioran con el tiempo.

El mantenimiento y otros factores a considerar

Tomando como referencia el kilometraje señalado anteriormente, un coche de seis años puede haber acumulado, de media, entre 72.000 y 90.000 kilómetros, mientras que otro de 10 puede haber recorrido entre 120.000 y 150.000. Aunque, por lo general, es recomendable escoger el coche más nuevo, conviene tener en cuenta el resto de factores: podemos encontrar un vehículo que sea dos o tres años más viejo de lo que pretendíamos pero que haya tenido un mejor mantenimiento, un uso más regular y que nunca se haya visto involucrado en un siniestro. En ese caso, el coche más veterano parece ser la mejor opción.

Por todo lo señalado, y antes de concretar la compra de un vehículo de segunda mano, conviene que averigües toda la información que puedas: comparte con el vendedor todas tus dudas, pruébalo tanto en ciudad como carretera y, por supuesto, pide un informe de vehículo a la DGT. Esto te servirá para asegurarte de que el coche no tiene carga o embargo alguno, que está libre de cualquier impedimento que impida la transferencia del vehículo, que los kilómetros que afirma tener son reales (comparándolos con los registrados en las revisiones de la ITV), verás las reparaciones y revisiones que le hayan realizado y también un histórico de cualquier defecto detectado en las inspecciones técnicas.

Aun cuando todas estas comprobaciones sean positivas, todavía deberás tener presente un factor adicional: cuanta más antigüedad tenga un vehículo, mayor será la probabilidad de necesitar reparaciones inesperadas, y que puede que necesita pasar por las revisiones importantes (y más costosas) mucho más pronto (salvo que el vendedor ya las haya realizado): sistemas de refrigeración, pastillas de freno o correas de distribución, por ejemplo. En condiciones normales (e idóneas de mantenimiento), el motor de un vehículo de gasolina puede tener una vida útil de 250.000 kilómetros, mientras que un motor diésel puede llegar a los 400.000.

En cualquier caso, siempre es buena idea someter el vehículo a una revisión completa del coche para que te puedas asegurar de que no hay fallos importantes ocultos y esperando a descubrirse cuando ya sea demasiado tarde.

Campo frente a ciudad

Otro de los aspectos a juzgar tiene que ver con el entorno en el que dicho vehículo haya circulado habitualmente. En el campo, por ejemplo, es fácil que haya acumulado una cantidad mayor de kilómetros que en la ciudad, pero de una manera más suave; mientras que en los entornos urbanos lo normal es que se trate de un uso más intensivo (con frenazos, acelerones, semáforos y tráfico), mucho más exigente con el motor y que haya provocado un desgaste mayor.

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