El ABS, el control de tracción, el control de crucero… son elementos que seguramente conocerán o por lo menos les sonará a una gran mayoría de los conductores que circulan por las carreteras españolas. Sin embargo, hay otros elementos menos conocidos que son igual de importantes, como es el caso del diferencial de un coche.
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Según Rafael Soriano Rojas, del Área de Reparación e Innovación mecánica, el diferencial de un vehículo es una pieza mecánica que se ubica en el eje que transmite la potencia del motor a las ruedas, ya sea en un tracción delantera (diferencial en el eje delantero), en un tracción trasera (diferencial detrás) o en un tracción total (diferencial en el centro y en los dos ejes). Su misión es gestionar la entrega del par motor que sale de la caja de cambios hacia las ruedas. El diferencial normalmente se encuentra en una caja externa, cerca de la transmisión, o dentro de la caja de cambios (así lo suelen llevar los vehículos de tracción delantera).
La clave del diferencial es que, según cómo se realice una curva, permite que las ruedas giren a distinta velocidad para que la estabilidad, la tracción y el agarre del vehículo sean los mejores posibles con la finalidad de aumentar la seguridad al volante cuando se negocia un giro.
¿Cómo funciona un diferencial?
La potencia del motor se transmite hasta las ruedas del coche a través de la marcha que seleccionas en la caja de cambios. Ésta pasa dicha fuerza al diferencial a través de un piñón de ataque. Éste va unido a una corona que conecta con varios piñones planetarios y satélites. Estos finalmente van unidos a las ruedas a través de los palieres.
En una recta todas las ruedas giran a la misma velocidad, pero ¿qué ocurre cuando hay una curva? Aquí es cuando el diferencial alcanza mayor protagonismo y modifica la velocidad del giro de cada rueda en función de la velocidad a la que circules y lo cerrada o abierta que sea la curva. Lo mejor es poner un ejemplo para entender cómo actúa un diferencial:
Imagina que estás realizando una curva hacia la derecha. Si las ruedas estuviesen unidas al mismo eje sin diferencial, las del interior perderían tracción porque recorren menos distancia con respecto a las exteriores. Para evitar que las del interior pierdan agarre y potencia es cuando actúa el diferencial: el entramado de engranajes de satélites y planetarios se frenan entre ellos y van transmitiendo la potencia a una rueda u otra según las necesidades del momento. Siguiendo con el ejemplo, el diferencial hace que las ruedas del interior reduzcan su velocidad y tengan menos par con respecto a las que recorren la curva por el exterior.
Cada diferencial tiene la misma función, aunque cada marca lo desarrolla de una manera diferente para que actúe cuando lo considera el fabricante, según el tipo de vehículo que lo lleve instalado. Puede haber diferenciales con bloqueo o libres. En el primer caso, cuando detecta que una rueda no tracciona, la bloquea y transmite la potencia a la otra rueda. Sin embargo, en los diferenciales sin bloqueo no se transmite esa fuerza a otra rueda.
¿Qué es el diferencial autoblocante?
Este tipo de diferencial funciona con el principio que hemos explicado anteriormente aunque actúa de una forma concreta: si una de las ruedas patina en el aire (por ejemplo, si un coche pasa por una zona complicada de piedras de diferente tamaño y una de las ruedas no contacta con el suelo), el diferencial debe captarlo y realizar un bloqueo de ésta. Acto seguido, debe mandar la fuerza a otra rueda, evitando una pérdida de potencia durante la maniobra. Este diferencial autoblocante es más normal verlo en 4×4 y todoterrenos.
El diferencial autoblocante también es importante en los días de lluvia, cuando es más probable que una de las ruedas patine más que las otras. Si esto ocurre, el diferencial lo detecta, realiza un pequeño bloqueo de esa rueda que patina y transmite la fuerza que se está perdiendo por el deslizamiento a la otra rueda que sí está haciendo bien la tracción. Si no existiese el diferencial, la rueda no dejaría de patinar y al final perderías el control del coche derrapando y acabando fuera de la vía.
El diferencial requiere de un engrase y un mantenimiento
El diferencial contiene grasa en su interior que puede ir perdiendo sus propiedades lubricantes con el paso de los kilómetros. Dependiendo del fabricante y de cómo utilices el vehículo, el cambio del aceite del diferencial (que es un poco más espeso que el de la caja de cambios) se debe realizar cada 50.000-70.000 kilómetros.
Del propio uso del coche, los engranajes del diferencial pueden sufrir pequeños desgastes y provocar ruidos molestos. Si esto ocurre, a largo plazo esta pieza tan importante va a funcionar cada vez peor, lo que afectará directamente a la seguridad del vehículo. Esto lo vas a notar cuando el coche pierda tracción fácilmente o cuando el vehículo no se comporte con el agarre al que estás acostumbrado.
Antes de que el diferencial se estropee, lo mejor es hacer el mantenimiento en un taller, como los que forman parte de la red Eurekar con la garantía del RACE. La avería de un diferencial puede oscilar desde los 150 euros (si se adquieren piezas de desguace) hasta los 1.500 euros si hay que sustituirlo por una pieza nueva en un vehículo moderno.
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