El 26 de junio de 1945 se firmó en San Francisco el acta de Fundación de las Naciones Unidas con el propósito de mantener la paz y la seguridad internacionales.
TEXTO: JOSÉ MANUEL ANDRÉS
«Nosotros los pueblos de las Naciones Unidas, resueltos a preservar a las generaciones venideras del flagelo de la guerra que dos veces durante nuestra vida ha infligido a la Humanidad sufrimientos indecibles». Así comienza la carta de Fundación de las Naciones Unidos, un documento histórico que hace 80 años, pues se firmó el 26 de junio de 1945 y entró en vigor cuatro meses después, el 24 de octubre de ese mismo año, estableció las bases del nuevo mundo surgido a raíz del trauma colectivo de la Segunda Guerra Mundial.
Mantener la paz y la seguridad internacionales, fomentar entre las naciones relaciones de amistad, realizar la cooperación internacional en la solución de problemas internacionales y servir de centro que armonice los esfuerzos de las naciones por alcanzar estos propósitos comunes marcaron los objetivos de esta organización inspirada en la Sociedad de Naciones, fundada en 1919 pero fallida en la intentona de preservar la paz internacional. Su principal propósito: corregir los errores del periodo de Entreguerras, que tras el cierre en falso de la Primera Guerra Mundial, condujo irremediablemente a un conflicto todavía más devastador.
A través de este documento se plasmó lo establecido en la declaración de la Conferencia de Yalta por las grandes potencias vencedoras de la Segunda Guerra Mundial. Con el ánimo de enmendar los desatinos de su predecesora, las Naciones Unidas, término acuñado por el presidente estadounidense Franklin Roosevelt el 1 de enero de 1942, remodelaron estructura y funcionalidad en aras de integrar a la práctica totalidad de países del mundo en su seno. Así, la ampliación de la organización por medio de las grandes potencias integraría en el futuro a los nuevos Estados surgidos tras la descolonización, así como también a otros que lograron su independencia debido al desmembramiento de la Unión Soviética, Yugoslavia y Checoslovaquia en la Europa del Este.
Así, la ONU dio sus primeros pasos a raíz de la ratificación de la Carta por la República de China, Francia, la Unión Soviética, el Reino Unido y los Estados Unidos, así como la gran mayoría de los otros 46 miembros iniciales. Representantes de 51 países se reunieron en San Francisco en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Organización Internacional, con el objetivo de redactar el documento que sirviera como base legal para la nueva en las relaciones internacionales. 850 delegados, acompañados de su personal, conformaron una delegación de 3.500 personas, en la que fue una de las mayores reuniones internacionales de la historia.
Tras un sinfín de reuniones de las distintas comisiones creadas durante la conferencia, debates, vetos y modificaciones sobre el texto inicial, el 26 de junio, los representantes de los Estados firmaron la Carta de las Naciones Unidas. Finalmente, tras el inicio de las primeras sesiones de la Asamblea General, en enero de 1946, las Naciones Unidas asumieron definitivamente el testigo de la Sociedad de Naciones, disuelta en abril de ese mismo año.
A lo largo de estas ocho décadas, la ONU ha intentado el sostenimiento de la paz mundial, durante gran parte de este periodo comprometido por un instante histórico convulso como fue la Guerra Fría entre los modelos opuestos de Estados Unidos y la URSS, con episodios de enorme tensión como las guerras en Corea y Vietnam o la crisis de los misiles de Cuba, en plena era de la proliferación del armamento nuclear.
Ampliaciones
Tras la caída del Muro de Berlín, la ONU lidió con la disolución del gigante soviético o Yugoslavia, así como el surgimiento de los Estados nacidos de la desintegración de ambas potencias y los conflictos asociados con las pulsiones nacionalistas y étnicas en estas regiones.
Hoy, en un mundo en permanente cambio, los conflictos en Ucrania y Gaza marcan el paso de unos tiempos complejos. Las Naciones Unidas, que cuentan con 193 Estados miembros desde la adhesión de Sudán del Sur en 2011, se encuentran en plena encrucijada, ante serios retos en materia del sostenimiento de la paz.
El replanteamiento de la inversión en armamento de nuestros tiempos, fruto del surgimiento de nuevos conflictos, obliga a la ONU a dar un paso al frente. El objetivo pasa por responder a la demanda recurrente de modernización acorde a los tiempos para evitar convertirse en un organismo obsoleto y perdido en mitad del marasmo burocrático. En este sentido, urge una mayor implicación en la resolución de conflictos, así como una ampliación del Consejo de Seguridad, que permita una representación más completa en este órgano decisorio, compuesto actualmente por quince miembros, diez de ellos rotatorios sin poder de veto y los cinco miembros permanentes, que sí cuentan con esa atribución: Estados Unidos, Rusia, Reino Unido, Francia y China.
Nuevos retos
A sus objetivos iniciales de salvaguardar la paz, proteger los derechos humanos, establecer el marco de la justicia internacional y promover el progreso económico y social, en las ocho décadas transcurridas desde su creación, las Naciones Unidas han añadido a su agenda nuevos retos como la gestión del cambio climático, los refugiados y los movimientos migratorios, además de epidemias y crisis sanitarias como el sida o la covid.
Tal y como establece la propia ONU en su página web oficial, si bien la resolución de los conflictos y el mantenimiento de la paz siguen siendo uno de sus esfuerzos más visibles, todavía más en una época plagada de desafíos en este sentido, las Naciones Unidas, a través de sus organismos especializados, también participan hoy en una amplia gama de actividades para mejorar la vida de las personas en todo el mundo, como el socorro en casos de desastres naturales, la educación, el progreso de la mujer o el uso pacífico de la energía atómica.