Cierra los ojos y piensa en el país de los sueños de tu infancia… Eso que te viene a la mente podría ser Moravia, una región histórica ubicada al este de la República Checa, un lugar lleno de castillos y jardines barrocos, esbeltas iglesias medievales y fantásticos vinos.
TEXTO Y FOTOS: JOSÉ MARÍA DE PABLO
Brno, capital de Moravia del sur, tiene todo lo que se espera de una ciudad importante dentro de lo que fue el Imperio Austro-Húngaro, potencia bajo cuya protección vivieron casi todos los pueblos del centro de Europa hasta su disolución en 1918.
Alrededor de 80.000 estudiantes y 9 universidades otorgan a Brno la fama de ser una ciudad abierta. Calles llenas de vida, bares y cafés. Así es el centro de Brno, un lugar compartido por checos, judíos, alemanes y flamencos, hasta el estallido de la II Guerra Mundual.
Náměstí Svobody o Plaza de la Libertad, podría ser considerada como el corazón de la ciudad. Allí se ubica el “reloj astronómico”, un menhir de seis metros de altura que cada día a las 11 de la mañana libera de su interior unas bolas de vidrio que la gente puede llevarse como souvenir. Esta obra de arte recuerda cómo Brno se libró ingeniosamente de un largo asedio durante la Guerra de los 30 Años. Un día, aburrido de sucesivas y fracasadas intentonas, el general sueco al mando juró que si ese mediodía no había entrado en Brno, retiraría definitivamente a sus tropas. A las 11 de la mañana, cuando la ciudad estaba a punto de caer, las torres de la catedral entonaron doce campanadas. El truco resultó un éxito y desde entonces las campanas del templo tocan 12 veces a la misma hora que lo hicieron en 1645.
Otro gesto de buen humor lo encontramos en la plaza de Moravia, donde se ha colocado la escultura de un caballero, tan alta, ocho metros, que podemos pasar entre las patas del caballo y descubrir cómo las cosas cambian dependiendo del punto de vista desde el que se vean. Muy cerca de aquí, en la fachada del Viejo Ayuntamiento, descubrimos la puerta gótica del Ayuntamiento rematada por pináculos góticos, uno de ellos retorcido cual serpiente. Según se cuenta, los concejales no pagaron al arquitecto lo convenido y este se vengó cincel en mano.
La Plaza del Mercado o Zelný trh esconde un laberinto de bodegas y nichos subterráneos, pero no son tan sorprendentes como la Cripta de los Capuchinos, lugar de enterramiento tan bien acondicionado que conserva las momias de los monjes viviendo la vida eterna sobre el mismo suelo desde su fallecimiento.
El peculiar cementerio tiene entre sus habitantes otros personajes curiosos: Eleonora Katulianska, una mujer a la que se dio por muerta antes de tiempo y fue enterrada viva; y el barón Francis Trenck, líder de un ejército de criminales al servicio de la Emperatriz María Teresa, quien acabó sus días prisionero en Spilberk, castillo-prisión, ubicado en lo má alto de la ciudad. Cubierta de un frondoso parque, la colina del castillo regala las mejores vistas de Brno, incluyendo en primer plano la esbelta silueta de la catedral.
Los jardines de Moravia
A 50 km al sur de Brno, en dirección a Viena, descubrimos el viñedo checo, ubicado sobre el paralelo 49, el mismo que la región francesa de Champagne, donde se cultivan variedades blancas como la welschriesling, grüner veltliner y riesling.
Mikulov, una pequeña ciudad histórica, ejerce de capital del vino. En su plaza Mayor de estilo renacentista podemos degustar vinos de la región; y en el castillo barroco, estratégicamente colocado en lo más alto, hay una muestra dedicada al vino checo. En sus bodegas medievales se conserva una barrica gigante con capacidad para almacenar 100.000 litros, lo que la convierte en una de las más grandes del mundo.
Mikulov fue hogar de una pequeña comunidad de judíos que gozaron de derechos y de la protección de los señores feudales. De las más de 300 casas del ghetto, sólo se conservan 90 más la Sinagoga Mayor, una joya de estilo barroco restaurada con esmero. Casi intacto ha llegado el gran cementerio judío, un lugar único en toda Europa que suma dos hectáreas en las que descansan cerca de 4.000 personas desde el siglo XVI.
A solo 15 km de aquí está el conjunto monumental y paisajístico de Lednice-Valtice, tierras que pertenecieron a otra de las grandes familias de Moravia, los Liechtenstein, dinastía titular del pequeño principado homónimo, ubicado entre Suiza y Austria.
Su residencia estival de estilo gótico inglés, conserva todas sus salas impecablemente decoradas con artesonados y paneles de maderas, pero lo que realmente merece la pena son los jardines que lo rodean. Las 200 hectáreas incluyen un invernadero de palmeras, una fuente veneciana, un acueducto romano, un pabellón chino, un castillo en ruinas y un minarete de 60 metros desde el que se puede observar al completo esta obra maestra de paisajismo que ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
La región de Olomouc
Para completar este itinerario por el este de la República Checa, nos dirigimos a la región de Olomouc, ubicada al norte de Brno.
En Kromeriz descubriremos el poder de los arzobispos en el siglo XVII, que residían en un palacio digno de un emperador. El monumento es hoy set de rodaje de películas de época, pero lo que de verdad merece la visita es el Lustgarten o Jardín de las Flores que rodea el complejo residencial. El jardín de estilo italiano tiene por epicentro la Rotonda, un edificio de cuya cúpula cuelga un péndulo de Foucault rodeado de grutas decoradas con faunos que daban ambiente a los ingeniosos juegos de agua que el arzobispo accionaba con el pie para sorprender a sus visitantes.
A pesar de toda su pompa, el palacio de Kromeriz no era más la residencia estival del obispo de Olomouc, ciudad cuyo principal monumento es la columna de la Peste o de la Santísima Trinidad. La columna de 35 metros fue colocada por la Emperatriz Maria Theresa en una plaza monumental en la que todo parece girar alrededor del ayuntamiento y su reloj astronómico.Dañado durante la II Guerra Mundial, el reloj fue reconstruido siguiendo los modelos del realismo socialista, sustituyendo las figuras de santos por representaciones de las clases trabajadoras que aún hoy en día salen del carillón cada mediodía.
Al noroeste de Olomouc hay dos lugares dignos de parada, las cueva de Javoricko, refugio de sectas y de fugitivos durante siglos; y el misterioso Castillo de Bouzov, que en su versión actual fue construido por al Archiduque Eugenio de Austria, Gran Maestre de la Orden militar de los Caballeros Teutones.
Más información en: Oficina de Turismo de la República Checa en España
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